Consiga Pretender

Capítulo 4: Aplazar, renovar, ponerse • 101

Llegamos ahora al paso final para forjar y reprogramar nuestra identidad: ponernos el nuevo yo, el mismo que ha sido creado a semejanza de Dios en la verdadera justicia y santidad. Este paso es el final de nuestro trabajo de rechazar nuestras vidas anteriores y reafirmar la nueva vida que Cristo ganó para nosotros en la cruz. Forjar una nueva identidad exige, primero, que aplacemos el viejo yo, y luego se renueve en el espíritu de nuestras mentes. Por último, y quizás lo más importante, debemos ponernos ( es decir, vestirnos con ) el nuevo yo, nuestra nueva identidad en Cristo . Esto también puede ser lo más difícil, ya que exigirá que aprendamos el arte de la pretensión, de actuar de una manera consistente con lo que la Palabra de Dios declara, a pesar de cómo podemos sentirnos o cómo aparecen las cosas. En el centro de la vida cristiana está la realidad de la fe, “la certeza de las cosas que se esperan, la convicción de lo que no se ve” (Heb. 11:1). Esto establece que nuestra fe consiste en dos cosas interrelacionadas. Tenemos una sensación de seguridad, una profunda sensación de estar seguros de las cosas que esperamos y una convicción sobre la realidad de las cosas, aunque no podamos verlas con nuestros ojos físicos. Debido a la verdad de Dios, nos aseguramos de lo que esperamos, y aunque nos aferramos a realidades que pueden no ser visibles en ese momento, aún las afirmamos, las apropiamos, nos aferramos a ellas y las celebramos. Simplemente, tenemos confianza en lo que consideramos verdadero porque Dios dijo que es cierto, y por eso actuamos de la manera correspondiente , incluso si, a primera vista, no parece ser cierto. “Afirmamos con Pablo que Dios es verdadero, no importa cómo se vean las cosas o lo que sentimos: De ninguna manera; antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso; como está escrito: Para que seas justificado en tus palabras, y venzas cuando fueres juzgado” (Rom. 3:4).

Esta puesta en el nuevo yo no es un acto de fantasía o sugerencia automática. Literalmente nos ponemos el nuevo ser que Dios