Consiga Pretender

Capítulo 6: El factor Oikos • 153

del Reino de Dios y de la Iglesia, forjados con una nueva identidad como representantes libres de Cristo, llamados a penetrar en nuestros círculos con las buenas nuevas del Salvador. Dios no está llamando a todos los cristianos a servir como clérigos, evangelistas, plantadores de iglesias o misioneros. Está llamando a cada discípulo a vivir el significado del evangelio en el lugar donde los ha llamado, con aquellos a quienes ven, asocian y se relacionan. Su misión (y por favor, acéptela) es representar a Cristo con honor en el lugar donde lo ha colocado, entre su familia, amigos, asociados y relaciones. Por supuesto, habrá muchos en cualquier oikos que simplemente no estarán abiertos al evangelio, y repelerán al que busca penetrar en sus filas con él (Mateo 10:34-39 con Miqueas 7:6; Marcos 13:12; Lucas 21:16). También vemos, en las Escrituras, que si el evangelio es rechazado por los miembros principales de un oikos , puede ser extremadamente difícil continuar compartiéndolo. Los que se dedican a sus oikos pueden incluso tratar de interferir con la nueva lealtad encontrada de un miembro de oikos a Jesucristo (véase Juan 12:42-43). Independientemente de los problemas y desafíos, ¡debe comenzar a pensar y orar oikos ! La palabra oikos está relacionada con nuestra palabra moderna “economía”. Piense “económicamente” en cada relación personal que haga y cultive. Haga una lista de los miembros de sus oikos y comience a orar por nombre y necesidad de cada uno. No se preocupe si no ve el impacto inmediato de sembrar semillas dentro de sus oikos . Simplemente ore por aquellos en su oikos , compartiendo las buenas nuevas cuando Dios permita la oportunidad. En su planificación y oración, ¡pídale a Dios que le dé todo el círculo! Ore por sus amigos, su familia y sus asociados. Ore por valentía para compartir con ellos, y oportunidades maduras para llamar la atención sobre su esperanza en Cristo. Conviértase en un Andrés para los miembros de sus oikos ; recuerda, Andrés encontró a Pedro (Juan 1:40-42) y Felipe