Consiga Pretender
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la Iglesia, con Cristo como el Novio y la Iglesia como su novia (Mateo 9:15; 25:1 ss.; Juan 3:29; Apo. 21:2). Juan el Bautista entendió su ministerio y relación con Jesús de esta manera (“El que tiene la novia es el novio. El amigo del novio, que se para y lo escucha, se regocija mucho con la voz del novio. Por lo tanto, esta alegría mía ahora está completa”, Juan 3:29). También ve cómo Pablo integró su comunicación con los creyentes de su época con este claro entendimiento de la relación de Cristo con su pueblo, la iglesia. Por ejemplo, cuando exhortó a los esposos creyentes a un alto trato moral en su conducta con sus cónyuges, se refirió a la relación de Cristo con su pueblo: Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, [26] para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, [27] a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. ~ Efesios 5:25-27 Juan el apóstol, en su visión del fin, se refirió a nuestro destino final, la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, como vestida con el atuendo de una novia que se le daría a su esposo (Ap. 21:2 – Y vi lo ciudad sagrada, la nueva Jerusalén, bajando del cielo de Dios, preparada como una novia adornada para su esposo.) Esta relación se conoce a través de la Biblia como el fin del rescate divino de Dios de un nuevo pueblo para sí mismo: una novia preparada para ser suya y solo suya, para siempre. Esta relación novio-novia define correctamente la meta de todo ministerio apostólico: presentar la iglesia a Cristo como una “casta virgen” (2 Cor. 11:2 – Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.) Pablo vio su papel como alguien a
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