Conversion y Llamado, Guia del Mentor, MG01

C O N V E R S I Ó N Y L L A M A D O

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Jesús ¡sí!, la Biblia ¡no!

Hay mucha gente que profesa una profunda fidelidad a la persona y enseñanzas de Jesucristo, pero tiene problemas respecto a la veracidad de la Biblia. Jesús enseñó amor, humildad y bondad hacia los demás; la Biblia, sin embargo, está llena de enseñanzas extraordinarias sobre ángeles, demonios y milagros, cosas que muchos pensadores modernos encuentran difíciles o imposibles de creer. ¿Cree usted que es posible aferrarse a la persona de Jesucristo, y simultáneamente cuestionar algunas cosas de la Biblia? ¿Se puede decir: “¡Sí!” a Jesucristo, pero “¡No!” o “No estoy seguro” de las Escrituras?” ¿Es necesario creer todo lo que la Biblia enseña a fin de reclamar una verdadera relación de fe en Jesucristo? ¿Por qué?

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La Palabra que Crea

Segmento 1: Confiable, dadora de vida: ¡Jesús es la Palabra!

Rev. Dr. Don L. Davis

Las Sagradas Escrituras son la Palabra de Dios, un registro escrito de la eterna y viviente Palabra del Señor. El Dios de la Biblia, el Dios Trino, asegura la veracidad de Su Palabra haciéndola absolutamente confiable. Todas las cosas en el universo fueron hechas por medio de la Palabra creativa y vivificante de Dios. Dios Padre se unifica plenamente con la Palabra en su Hijo Jesucristo, la segunda Persona de la Trinidad, a través de quien Dios se revela a sí mismo, redime al mundo, y restaura el universo bajo Su dominio de justicia. Nuestro objetivo para el primer segmento de La Palabra que Crea , es permitirle ver, comprender y entender cómo: • Las Sagradas Escrituras, la eterna y viviente Palabra de Dios, están directamente relacionadas con la persona de Dios y su obra. Por esta razón, son completamente confiables y tienen toda la autoridad respecto a todo lo que ellas aseveran y defienden. • El universo entero y todas las formas de vida que hay en Él, fueron creados por medio del poder vivificante de la Palabra de Dios. • Dios se identifica completamente en la Palabra de Dios, especialmente a través de la segunda Persona de la Trinidad, por quien Dios se revela a sí mismo, redime al mundo y restaura el universo bajo Su dominio de justicia.

Resumen introductorio al segmento 1