Currículo Pilar Fundamental, Edición Oficial de Certificación - Libro de notas del estudiante (Spanish Cornerstone Student Workbook)

LECCIÓN 2 | FUNDAMENTOS DEL LIDERAZGO CRISTIANO: EL LÍDER CRISTIANO COMO PASTOR / 295

“pastor” de la iglesia, pero que no cumple un ministerio pastoral con las familias o individuos. ¿Qué piensa de esta clase de tendencias en la iglesia? ¿La naturaleza del llamado pastoral al ministerio abarca un grupo específico de individuos y familias o, en realidad puede pastorear una congregación de 3.000, 5.000, o aun 10.000 miembros? ¿Es legítimo delegar toda la responsabilidad pastoral a otros, mientras se retiene el título de “pastor”? El hermano X de la televisión es mi pastor De un modo correspondiente, muchos ahora piensan que la persona que tiene autoridad espiritual y que ejerce supervisión pastoral sobre sus vidas son los presentadores de varios programas religiosos en la televisión y la radio. No es poco común encontrar hoy día creyentes cuyo principal alimento espiritual o fuente de autoridad viene de éste o aquel predicador de la televisión. Compran sus materiales, religiosamente “atienden” sus presentaciones en la radio y la televisión, y se identifican con sus perspectivas e iniciativas. Ofrendan para su ministerio, y se asocian con los otros seguidores. ¿Será posible o deseable decir que la persona que enseña en la radio, la televisión, o en la red cibernética es su autoridad espiritual, y que ve a esa persona como su pastor ? Un arte perdido Una generación entera de pastores urbanos que fueron guiados en el arte de ofrecer un cuidado para el pobre y el oprimido está casi perdida. Estamos hablando aquí de aquellos pastores fieles que se dieron a sí mismos, sin egoísmo, a favor de pequeñas congregaciones anónimas que necesitaban la guía fiel de un siervo espiritualmente maduro que deseaba entregar su vida a favor de los amados de Cristo en la ciudad. Muchos de estos queridos pastores nunca recibieron un entrenamiento teológico formal, pero sí sirvieron en pequeñas congregaciones urbanas por un salario muy bajo o sin remuneración, y generalmente estaban obligados a tener otros trabajos para poder pastorear a sus rebaños. Y a pesar del sacrificio y las dificultades, estos siervos dieron su vida por otros. Lo que es interesante de notar es que muchos de estos pastores que sirvieron de muchas maneras fueron guiados a cumplir ese rol, es decir que aprendieron este arte de otros que dieron esta misma clase de servicio al pobre. Se está convirtiendo en algo muy raro encontrar personas deseosas de darse a sí mismas con tal desinterés y sacrificio, especialmente a nombre de congregaciones que pueden ofrecer muy poca ayuda financiera. ¿Cómo podemos recobrar este “arte perdido” de entrenar a pastores que van a cuidar desinteresadamente congregaciones que nunca podrán pagar un salario completo, beneficios, y gastos, como hacen las iglesias grandes?

2

2

M i n i s t e r i o C r i s t i ano

3

Made with FlippingBook Digital Publishing Software