Dios el Espiritu Santo, Guia del Mentor, MG14

D I O S E L E S P Í R I T U S A N T O

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madurez, también el nacimiento espiritual es seguido por la necesidad de madurar en Cristo. La obra del Espíritu Santo de regenerar a los individuos es parte de su más grande obra de hacer nuevas todas las cosas. El Espíritu Santo está obrando para llevar a cabo el máximo plan de Dios, crear un cielo nuevo y una tierra nueva en donde todas las cosas sean libres de los efectos del pecado. Por el pecado de nuestro padre Adán, somos “hijos de ira” por naturaleza y no podemos reclamar el ser hijos de Dios por medio de una descendencia natural. El Espíritu Santo adopta a los creyentes a la familia de Dios en el momento que ponen su fe en Cristo y, sólo a través de la gracia, les da derechos de heredar aquellas pertenencias que pertenecerían a sus hijos naturales. Esta adopción nos garantiza una intimidad única con Dios y también su disciplina y corrección cuando fallamos, para así volver a Él en obediencia. El ministerio de adopción del Espíritu Santo nos recuerda que la salvación nunca puede estar separada de la incorporación a la Iglesia. El aceptar a Cristo siempre involucra el ser adoptados a su familia (la Iglesia) y por ende, nadie es salvo en independencia de la familia de Dios. Una de las obras más importantes del Espíritu Santo en el momento de la salvación es que nos une a Cristo para que el poder de su vida, muerte, resurrección y ascensión sean acreditados a nosotros y obre en nosotros. La tradición Reformada enfatiza que esto ocurre cuando el Espíritu Santo vive en nosotros y hace que la presencia de Cristo sea real en nuestras vidas, diciendo que esta obra es el bautismo en el Espíritu Santo, según las palabras de Pablo sobre el Espíritu que nos bautiza en el cuerpo de Cristo. Muchos cristianos protestantes que no son parte de la tradición Reformada prefieren usar el término “bautismo en el Espíritu Santo” para referirse a una experiencia posterior a la conversión. En vez de conectar el bautismo del Espíritu con la presencia del Espíritu (como la tradición Reformada lo hace), estos creyentes siguen a Lucas al enfatizar el bautismo del Espíritu como un don del poder de Dios. Es importante que no nos equivoquemos y pongamos los escritos de Pablo en contra de los de Lucas. Más bien debemos aceptar el testimonio completo de las Escrituras (Evangelios, Hechos y Epístolas) y por ende, encontrar maneras de hablar sobre el bautismo en el Espíritu que enfaticen Su presencia y poder, ambos: su obra en la salvación y después de la salvación. Los cristianos pueden estar en

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