Dios el Espiritu Santo, Guia del Mentor, MG14

D I O S E L E S P Í R I T U S A N T O

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Esta lección se enfoca en la obra del Espíritu Santo de dar poder al pueblo de Dios por medio de los dones, la guía (morar dentro), por el poder sobre el pecado y la creación del carácter de Cristo (santificación), además de asegurarle al creyente que está incluido en la victoria definitiva de Dios sobre el mal (sellar). Los dones espirituales son dados con el objetivo de darle poder a la Iglesia para la misión. “Cualquier cosa, evento o individuo que sirva como un instrumento del Espíritu, que manifiesta al Espíritu, o incorpora al Espíritu representa un don espiritual”. ( Baker Encyclopedia of the Bible ). Los pasajes claves para estudiar los dones espirituales son Romanos 12, 1 Corintios 12, Efesios 4, y 1Pedro 4. Los dones espirituales son dados a cada creyente, y la Iglesia los necesita para llevar a cabo la misión de Cristo. El Espíritu Santo decide los dones que cada persona tendrá: son dones gratuitos o por “gracia”, y por tanto aquellos que los reciben no obtienen un estatus especial ni poseen más madurez espiritual. Los cristianos no están de acuerdo en las definiciones de algunos dones, en la relación entre los dones espirituales y los talentos naturales, y el debate de si todos los dones espirituales descritos en el Nuevo Testamento están disponibles hoy en día. La morada del Espíritu Santo en los creyentes fue prefigurada por el tabernáculo del Antiguo Testamento. El Espíritu mora en la Iglesia (corporalmente) y en cada creyente (individualmente). El Espíritu morador es el paracleto , aquel que es llamado al lado de otro como un abogado para guiar, enseñar, animar y orar por nosotros. La santificación es la doctrina que describe el ser apartado para el uso de Dios. La meta de la santificación es ser en todo sentido igual a Cristo. Somos apartados para el uso de Dios por medio de la justificación, santificación, y glorificación. Por tanto, “santificación” es pasado, presente y futuro.

Resumen de conceptos importantes

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El Espíritu Santo está siempre en guerra con el mal.