Dios el Espiritu Santo, Guia del Mentor, MG14
D I O S E L E S P Í R I T U S A N T O
6 8 /
(b) El arrepentimiento es una acción que ocurre porque creemos que lo que Dios dice sobre nosotros y sobre nuestra condición es totalmente cierto. El creer lo que Dios dice provoca que “cambiemos nuestra mente” y “demos la vuelta”. Es por este motivo que los cambios en el comportamiento que fluyen del arrepentimiento son técnicamente, “los frutos del arrepentimiento” en vez del arrepentimiento mismo.
(2) La verdadera fe siempre produce buenas obras.
El arrepentimiento, entonces, es un resultado de la fe. A
(a) Santiago 2.17
menos que un hombre crea que aquello a que era adicto es pecado, no lo abandonará. Y debe creer que el castigo cae sobre el infractor. . . De otra manera, no se reformará. ~ Clemente de Alejandria (c. 195) De principio a fin, las Buenas Nuevas del evangelio son que el arrepentimiento y el cambio de vida no se alcanzan por medio de un esfuerzo humano. Consiste en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Y es que estando ciegos espiritualmente a nuestra propia condición pecaminosa, el Espíritu Santo vino gentilmente
(b) La fe que produce el arrepentimiento y el resultante mismo de un cambio de vida, están profundamente unidos. Hablar del arrepentimiento sin hablar también de una vida cambiada es como querer hablar del fuego sin hablar del humo o del calor. Aunque el humo y el calor son sencillamente resultados del fuego, y no el fuego mismo, todavía son la manera más segura para determinar que algo se está quemando. Asimismo, mirar los “frutos del arrepentimiento” es la manera más segura de comprobar que existe un cambio de mente con respecto a abandonar el pecado.
2
d. La persona con una voluntad cambiada tiene un deseo genuino de reparar el daño causado por los pecados pasados, Lucas 19.5-9.
e. El cambio fundamental de la voluntad que toma lugar durante el verdadero arrepentimiento no es efectuado por una mera decisión humana, sino que es el resultado directo de la actividad del Espíritu Santo. (1) La presencia del Espíritu de Dios mantiene al espíritu humano en obediencia, Sal. 51.11-12. (2) El Espíritu capacita a la persona para hacer morir las obras de la carne, Ro. 8.13.
y nos convenció de pecado dándonos el don del verdadero arrepentimiento y fe.
Made with FlippingBook - Online Brochure Maker