El Antiguo Testamento Testifica de Cristo y Su Reino, Libro de Notas Del Estudiante, SW09
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E L A N T I G U O T E S T A M E N T O T E S T I F I C A D E C R I S T O Y S U R E I N O
Dios hizo un pacto con David donde le aseguraba que el Reino nunca se apartaría de su casa y que su reinado sería de justicia y equidad para todo el pueblo. Ciertos personajes en el AT merecen especial atención en nuestro estudio por su tan importante significado teológico en lo concerniente a la ayuda que nos brindan para un mejor entendimiento del rol de Cristo como líder de la humanidad, redentor de su parentela y guerrero en la conquista de Dios. Estos personajes son Adán, José y Josué. Adán, como el líder y el origen de la humanidad, es un tipo especial de Jesucristo en el AT, a través del contraste, es decir, en las cosas en las que difiere del Señor, el cual también es el líder y el origen de una nueva humanidad redimida. De todas formas, tanto Adán como Jesús son el origen y líderes de todos aquellos que han nacido y renacido respectivamente. Así como Adán es el líder de la vieja creación, Cristo lo es de la nueva creación, y así como Adán surgió “de la tierra” Cristo, por el contrario, es Señor del cielo. Mientras Adán fue hecho un alma viviente, Cristo Jesús es Espíritu vivificante. En Adán todos mueren, pero en Cristo todos son hechos vivos y así como Adán generó el orgullo y la desobediencia en el mundo, Cristo, a través de su justicia, es la fuente de rectitud que justifica a todos aquellos que creen en Él. José, el redentor de su parentela, es quizás el personaje del AT más fructífero y “preciso” con respecto a Jesús. De modo que en forma maravillosa y conmovedora, la experiencia de José se enlaza y se une con la vida y ministerio de Jesucristo. La vida de José coincide casi en su totalidad con la experiencia del Mesías. Fue amado por su padre, enviado por su padre para servir a su parentela, odiado por sus hermanos quienes tramaron matarlo, rechazado por sus hermanos “la primera vez” y vendido por “dinero ensangrentado” (piezas de plata). Es más, José (al igual que Cristo) estuvo en prisión con dos criminales (uno “murió” y el otro “vivió”), fue considerado muerto por un largo tiempo pero vivió “como uno de los gentiles”. José, al igual que el Mesías, fue quitado del calabozo y puesto en un lugar de autoridad y poder, tomando una esposa gentil. Finalmente, como Cristo, dio todo honor al rey entregando toda la gloria y tesoros en las manos del rey, llevó a su gente al arrepentimiento y conocimiento propio, fue reconciliado con su familia y recibido nuevamente en comunión con ellos, siendo reconocido como el salvador y gobernador de su pueblo.
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