El Ministerio Facultativo, Guia del Mentor, MG15
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E L M I N I S T E R I O F A C U L T A T I V O
El Ministerio de Proclamación: Kerygma (Parte 2)
Segmento 1: El rol del Espíritu Santo en el ministerio de la predicación
Rev. Dr. Don L. Davis
El Espíritu Santo de Dios, quien inspira e ilumina la Palabra escrita de Dios, es fundamental si queremos llevar a cabo un efectivo ministerio de predicación. Separados del Espíritu Santo, la predicación no producirá frutos espirituales y permanecerá sin efecto, siendo absolutamente ignorada por la audiencia. El Espíritu Santo obra a través de individuos que él mismo prepara para el liderazgo, es decir, aquel que obedece el llamado de Dios para predicar se aferra al poder que tiene la Palabra de Dios para salvar y transformar, y persigue una maestría en la Palabra de Dios a través de un estudio disciplinado y la aplicación de lo aprendido, a la vez que busca ayudar e influenciar a otros. En el transcurso del ministerio de la predicación, el Espíritu rompe los planes del diablo de velar y cegar el entendimiento de los incrédulos y llena de poder al predicador a través de Su provisión y dones. Solamente Él es capaz de convencer a la audiencia de la verdad y confirmar la veracidad de la Palabra con señales y prodigios. Cuando permitimos que el Espíritu Santo actúe, entonces Él mismo convierte e incorpora al nuevo creyente al cuerpo de Cristo. Nuestro objetivo para este segmento, El rol del Espíritu Santo en el ministerio de la predicación, es que vea que: • El Espíritu Santo de Dios, quien inspira e ilumina la Palabra escrita de Dios, es fundamental si queremos llevar a cabo un efectivo ministerio de predicación. Separada del Espíritu Santo, la predicación no producirá frutos espirituales y permanecerá sin efecto, siendo absolutamente ignorada por la audiencia. • El Espíritu Santo comienza la predicación utilizando el testimonio del predicador/a. La preparación de la vida del predicador es tan importante como la preparación del mensaje que el mismo entrega. • El Espíritu Santo obra a través de individuos que Él mismo prepara para el liderazgo, es decir, aquel que obedece el llamado de Dios a predicar se aferra al poder que tiene la Palabra de Dios para salvar y transformar, y persigue una maestría en la Palabra de Dios a través de un estudio disciplinado y la aplicación de lo aprendido, a la vez que busca ayudar e influenciar a otros. • En el transcurso del ministerio de la predicación, el Espíritu supervisa e influye las posibilidades espirituales que existen entre el predicador y el oidor. Es el
Resumen introductorio al segmento 1
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