El Ministerio Facultativo, Libro De Notas Del Estudiante, SW15

1 3 8 /

E L M I N I S T E R I O F A C U L T A T I V O

Wiersbe explica que todo el pueblo de Dios es miembro de un real sacerdocio. Todos tenemos el mismo estatus y papel, igual acceso al Padre a través del Sumo Sacerdote, Jesucristo, y todos contamos con el increíble privilegio de representar a Dios en el mundo, por medio de nuestro cuidado, intercesión y amor. Pedro, en el texto citado anteriormente, relata el testimonio de Dios para su pueblo Israel y para el que es ahora el nuevo Israel, la Iglesia, quien representa en estos tiempos el cumplimiento del pueblo de Dios en esta forma. Somos el real sacerdocio, hombres y mujeres por igual, niños y niñas, todos los que por la fe han sido unidos a Cristo y proclaman a través de sus actos y buenas obras la luz de Aquel que nos rescató del reino de las tinieblas. Como gentiles, de hecho, no somos un pueblo, pero a través de la fe en Cristo hemos venido a ser pueblo de Dios, y aunque antes no recibíamos misericordia de parte de Dios, ahora, por la fe en la sangre derramada de Jesús de Nazaret, hemos obtenido misericordia. El ministerio de enseñanza en la Iglesia se construye en y asume el sacerdocio universal de los creyentes. Este ministerio busca perfeccionar a los miembros de la Iglesia en sus dones y tareas señaladas, los cuales fueron dados por Dios, preparándolos como siervos y protectores de otros, equipándolos para que puedan cumplir, con creatividad, las diferentes tareas en el cuerpo. Sólo podemos clasificar dos clases de miembros en la Iglesia de Dios: los que ministran y los que equipan. Todos los miembros del cuerpo de Cristo son ministros del evangelio, todos están dotados por el Espíritu Santo para amar y cuidar a otros, y Dios ha concedido a los líderes la capacidad de equipar para el sacerdocio, para que no sólo entren en la presencia de Dios sin un mediador (con la excepción de Cristo mismo), sino también para asistir las necesidades de otros, así como los sacerdotes del Señor se ocupaban de Su pueblo en Israel. Lejos de interpretar el sacerdocio en términos egoístas, debemos transformar nuestras vidas dejando de procurar nuestro propio bienestar, para cada día servir más a los demás. El ministerio de enseñanza consiste en hacer discípulos. Ser maestro es actuar como sacerdote o sacerdotisa de la Iglesia a fin de representar los intereses de Dios en Su cuerpo, en el mundo, trabajo, lugar de deportes, etc. Los maestros se comprometen no sólo a informar sino a formar; no a cubrir meramente un material sino a usar la Palabra de Dios para perfeccionar a los miembros, con el propósito que cumplan su servicio como sacerdotes de Dios; nada está más elevado en términos de estatus y privilegio que equipar a otros para que cumplan con la obra que Dios les ha llamado a hacer. El ministerio de enseñanza, por lo tanto, está enlazado a uno de los más preciosos e importantes conceptos de nuestra creencia cristiana: Dios ha concedido dones a su pueblo

4

Made with FlippingBook flipbook maker