El Ministerio Facultativo, Libro De Notas Del Estudiante, SW15

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E L M I N I S T E R I O F A C U L T A T I V O

predicación fructífera está fundada en la administración de la gracia dada por Dios a cada hombre o mujer llamado a proclamar la eterna Palabra de Dios (ese misterio divino descrito por Pablo como las inescrutables riquezas de Cristo). Estas profundas afirmaciones revelan la naturaleza del ministerio de la predicación. En primer lugar, no es un mero esfuerzo o voluntad humana. Dios mismo le dio a Pablo la responsabilidad de declarar las riquezas de Cristo, a través del don especial de la gracia que sólo Dios es capaz de proveer. En segundo lugar, para Pablo, la predicación no tenía que ver con trucos, astucia, tecnología, o la última moda en comunicación. Él había sido llamado por Dios a “predicar las inescrutables riquezas de Cristo”, en otras palabras, a presentar a cada uno el plan y propósito de Dios, los cuales él había seguido, moldeándose desde un principio a la imagen de Jesús de Nazaret. En tercer lugar, su intención no era meramente local sino global, o más aun, cósmica. Pablo observó que cada vez que predicaba la verdad concerniente a la salvación de Dios en Cristo, colaboraba con Dios, en Su declaración a las naciones y aún a los ángeles, sobre la majestad de Su propósito, el cual era concebido en la eternidad y ejecutado aquí y ahora en la Tierra. La prédica de Pablo no consistía meramente en palabras aburridas dadas a un grupo de personas desentendidas de su contenido, sino en un evento en donde el completo propósito de Dios era presentado a aquellos que necesitaban conocer de Su misericordia y gracia en Cristo. Si siente el llamado de Dios a predicar, debe comprender que ha sido llamado a llevar hacia adelante una de las más grandiosas vocaciones que el ser humano puede tener. No pierda tiempo y madure sus habilidades, aprenda las verdades bíblicas, prepare cada tarea y esfuércese en proclamar el evangelio con la misma integridad y disposición a sufrir que Pablo manifestó en su testimonio a los efesios. Sólo cuando estamos listos para ser llenos de la plenitud de Dios podemos llenar las almas de otros con la Palabra de Dios. Recuerde lo que decía Muddy Waters en su canción: “No se puede dar lo que no se tiene y no se puede perder lo que nunca se tuvo”. Quiera Dios concederle de Su sabiduría y entendimiento para ministrar correctamente Su gracia, la cual le ha sido dada para que pueda proclamar con fidelidad, a través del Espíritu Santo, las inescrutables riquezas de Cristo.

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