El Ministerio Facultativo, Libro De Notas Del Estudiante, SW15

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E L M I N I S T E R I O F A C U L T A T I V O

convincente proclamación de Jesús acerca del Reino de Dios en la persona del Mesías, en cumplimiento de la esperanza mesiánica del AT. Los apóstoles desarrollaron el ministerio de la predicación, proclamando que el resucitado y ascendido Jesús de Nazaret era el Mesías y presentando el evangelio como el llamado de Dios al arrepentimiento y la fe en Su nombre, tanto para los judíos como para los gentiles. La Iglesia se edificó sobre el fundamento de la predicación de Jesús y los apóstoles, y ha ampliado la definición del ministerio de la predicación en la historia, considerándola como la manifestación de la Palabra encarnada a partir de la Palabra escrita por medio de la palabra hablada , la proclamación de la verdad divina , como un repaso de la historia bíblica y como la palabra hablada que construye un puente entre el oyente con la Escritura. La predicación efectiva conlleva desafíos. La interferencia satánica puede impedir que la Palabra sea enseñada, lo mismo sucede con la debilidad moral y espiritual de los predicadores en ejercicio y la tendencia a “enfatizar lo secundario” en los temas de predicación. La absoluta dependencia del poder de Dios ha sido y será siempre, la clave para una predicación efectiva. Para entender la amplitud y profundidad del ministerio de la predicación en el NT, es necesario recibirlo como un llamado a predicar, además de un desarrollo del carácter del predicador y del contenido del ministerio de la predicación. Este llamado gira en torno al reconocimiento y la aceptación de la convocatoria divina a proclamar las Buenas Nuevas de Jesucristo y su Reino como un estilo de vida establecido por el Señor. Este llamado divino está basado en la elección soberana de Dios, e implica Su unción y mandato divinos. Numerosos son los ejemplos en la Escritura acerca del llamado divino, pero ninguno tan conmovedor como el llamado al apóstol Pablo a ser instrumento escogido de Cristo con el fin de llevar Su nombre a las naciones. El obrar del Espíritu Santo en el corazón y la vida de la persona es de suma importancia para el llamado, siendo usualmente confirmado en la Iglesia. Como tal, el ministerio de la predicación no es un trabajo , sino más bien una tarea asociada con la gracia, los dones y la dirección que el Espíritu Santo nos brinda. El carácter del predicador es crucial para el ministerio de la predicación, especialmente si nos basamos en la premisa: “quienes somos es más importante que lo que hacemos”. La principal virtud de la predicación es la valentía de hablar su mensaje sin temor o intimidación, por ende, su más destacado vicio es la

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