El Ministerio Facultativo, Libro De Notas Del Estudiante, SW15

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E L M I N I S T E R I O F A C U L T A T I V O

maneras creativas para el bienestar de la Iglesia en su totalidad, entonces el cuerpo entero es edificado. La inmadurez doctrinal no podrá tolerarse y la vulnerabilidad a las falsas enseñanzas y maestros disminuye. Se habla la verdad en amor y la membresía crecerá en todas las áreas, sostenida de la cabeza, Jesucristo, quien alimenta y sostiene todo el cuerpo, mientras los miembros se nutren entre sí por medio de sus tareas. ¿Qué visión diferente y radical tenemos en la actualidad sobre la “iglesia”? Todos aquellos que somos llamados a servir en la comunidad urbana debemos entender el cuerpo de Cristo de esta manera, es decir, apreciar la Iglesia en su totalidad, tanto líderes como miembros, los cuales deben estar dotados, disponibles, ser siervos dispuestos y brindar cuidados a la iglesia, con el propósito de multiplicar tremendamente el ministerio en nuestras iglesias urbanas. Tal visión demandaría definir nuevamente el papel del maestro, no como una persona única, encargada del cuidado de la congregación, sino como alguien que equipa a los miembros para realizar la obra del ministerio. El papel del maestro ya no sería recoger y distribuir información, sino formar discípulos que logren verse a sí mismos como siervos dotados y encomendados por Dios para el cuidado de otros. En un sentido, esta visión transforma nuestra mirada hacia el miembro común de la Iglesia. Es más, según esta visión, no existe un miembro común; cada parte, cada miembro, está especialmente dotado, llamado para descubrir sus dones y servir creativamente a otros para el beneficio de la Iglesia en su totalidad. Considerar el ministerio de la enseñanza es pensar en él a la luz de la vía sistemática y holística, viendo el ministerio del maestro como parte del ministerio facultativo. ¡Debemos impedir en nuestra congregación el concepto de que sólo unos pocos poseen dones y que nuestra tarea es encontrar las mejores y más calificadas personas para que trabajen en nuestra iglesia! Contrario a esto, el maestro con dones se concibe a sí mismo como miembro del “equipo de Dios” llamado a preparar a los “miembros comunes” a fin de que se sientan libres para transformar el mundo. Sin embargo, esta visión tan antigua y clara debe ser a menudo redescubierta y reaplicada. Debemos ser conscientes en nuestras iglesias urbanas del verdadero significado del ministerio y redefinir la naturaleza de la enseñanza en la Iglesia. Es tiempo que las iglesias urbanas redescubran el poder del ministerio facultativo a fin de que las nuevas generaciones tengan la libertad de buscar la justicia, hacer la paz y brindar cuidados dentro de las comunidades urbanas actuales. Si las iglesias urbanas pretenden responder a las necesidades más urgentes de nuestros vecindarios, será necesario un buen entrenamiento, corazones moldeables, mentes objetivas; siervos que sepan cómo servir y estén listos y dispuestos a cuidar a otras personas.

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