El Nuevo Testamento Testifica de Cristo y Su Reino, Libro de Notas Del Estudiante, SW13

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E L N U E V O T E S T A M E N T O T E S T I F I C A D E C R I S T O Y S U R E I N O

Realmente, la idea de la venida del Mesías a la tierra, y la confesión cristiana que Jesús de Nazaret es el Mesías de Dios, es una razón para alabar sin pausa y con un gozo infinito. Lo que el Nuevo Testamento declara es que la persona de Jesús es el cumplimiento de la promesa de Dios que enviaría un Señor y Salvador, quien pondría todas las cosas en orden, derrotaría al diablo, vencería a nuestro pecado, y finalmente triunfaría sobre todos los efectos de la maldición, restaurando así el universo al reinado perfecto de Dios. La historia de la venida de Jesús al mundo encaja con la teología del gran escritor de himnos Isaac Watts, quien escribiera tan elocuentemente en las primeras líneas de su bien conocido coro navideño, “¡Al Mundo Paz, Nació Jesús! !Nació ya nuestro Rey! El corazón ya tiene luz y paz su santa grey”. Este canto resuena con la antigua palabra profética que Isaías pronunció en Israel siete siglos antes que naciera el Señor: un Rey vendría del linaje de David que reinaría y establecería justicia y juicio para siempre por medio del celo del SEÑOR de los ejércitos. Asombrosamente, ahora sabemos que Jesús de Nazaret, el supuesto hijo de José el carpintero de Nazaret, es el Mesías, del cual habló el profeta Isaías. La promesa de Dios ha sido cumplida, y el Reino ha venido en Su Persona. ¿Cuál es la respuesta correcta a esta proclamación asombrosa? Gozo. Intacto, desvergonzado, ilimitado. Los cristianos gozosamente deben proclamar y expresar la verdad notable que la promesa de Dios, la antigua palabra de esperanza creída por su pueblo por generaciones, ahora se ha cumplido con el nacimiento de un humilde niño en un pesebre. Si bien para algunos Jesús puede significar apenas un símbolo religioso o la oportunidad de recibir un regalo, para nosotros los que creemos, Él mismo es el Señor de todo, el Rey futuro de la tierra, el Hijo del Dios viviente. Él ha venido y le pertenecemos por la fe. El espíritu navideño no tiene por qué morir si entendemos en realidad quién es este Jesús: el mismo Señor de todo, venido al mundo, para liberar a los suyos del pecado y de la muerte. “Al mundo paz, nació Jesús. Nació ya nuestro Rey. El corazón ya tiene luz y paz su santa grey”. Después de recitar y/o cantar El Credo Niceno (localizado en el apéndice), haga la siguiente oración: Dios Todopoderoso, rey celestial que mandaste a tu Hijo a la tierra, el cual tomó nuestra naturaleza al nacer en un pesebre en Belén: Acepta nuestra alabanza y permite, ya que hemos nacido de nuevo en Él, que por siempre more en nosotros y reine en la tierra como reina en el cielo junto a ti y al Espíritu Santo, ahora y por siempre. ~La Iglesia de la Provincia de Sud África. Minister’s Book for Use With the Holy Eucharist and Morning and Evening Prayer . Braamfontein: Publishing Department of the Church of the Province of South Africa. p. 23

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El Credo Niceno y oración

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