El Nuevo Testamento Testifica de Cristo y Su Reino, Libro de Notas Del Estudiante, SW13
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E L N U E V O T E S T A M E N T O T E S T I F I C A D E C R I S T O Y S U R E I N O
A P É N D I C E 3 9 Lecturas acerca del Nuevo Testamento
El problema: ¿Quién precisamente fue Jesús de Nazaret?
Un hombre que no fuera más que es (un hombre) y dijera la clase de cosas que Jesús dijo, no sería un gran maestro sobre la moral. Sería un lunático - pudiéndosele comparar a alguien que dijera que es un huevo duro - o sino sería el diablo mismo. Usted debe escoger. O este hombre era, y es, el Hijo de Dios, o sino es un loco o algo peor.
C. S. Lewis, Mero Cristianismo . New York: Touchstone by Simon and Schuster, (1943) 1996. p. 52
Díganos claramente: ¿Eres tú el Mesías, o no?
Siempre el centro de la preocupación de los judíos es la pregunta de preguntas, “¿acaso este galileo puede ser el Mesías?” Por su parte, Jesús no les da la respuesta inequívoca que ellos desean, sino que por medio de una sencilla parábola “sacada de la tradición antigua de Palestina”, Juan 10.1-5, sí hace una encubierta declaración mesiánica. “Yo no soy un intruso”, dice él en efecto, “sino el pastor legítimo del rebaño de Dios. No necesito señales para probar mi autoridad la cual es auténtica en sí misma: ésta yace en el hecho que mis ovejas siguen mi guía porque reconocen en mí los acentos y acciones del verdadero pastor de Israel” (vea Eze. 34).
Archibald M. Hunter, La Obra y Palabras de Jesús . Philadelphia: La Imprenta Westminster (1950) 1973. p. 134
¿Por qué Jesús no se aferró más públicamente a su identidad como Mesías, silenciando así a sus adversarios?
Jesús sabía que era el Mesías, lo cual da a entender en sus propios términos durante su ministerio. ¿Qué quiere decir esto? Que él era la persona por quien se estaba llevando a cabo el gobierno de Dios y se cumplían las antiguas profecías. Pero cuando Pedro o Caifás procuraron adjudicarle el título, Jesús parece ser que se rehusó a ello y se refirió a sí mismo como el Hijo del Hombre. ¿Por qué? La única respuesta convincente es que Jesús concibió su mesianismo en términos espirituales y escatológicos, no nacionalistas y políticos. Una indicación de lo que significaba para él está en su respuesta a las preguntas de Juan el Bautista. “Yo soy”, él en efecto responde, “el cumplidor de la grandes profecías de Isaías (Isa. 29.18-19; 35.5-6; y 61.1), y vengo a traer sanidad, vida, y buenas nuevas a los necesitados hijos de Dios”. Otra clave que él da es su modo de entrar a la ciudad santa, la cual recuerda al príncipe de paz de Zacarías (Zac. 9.9-10). No fueron los salmos de Salomón sino los cantos sirvientes de Isaías y los salmos del Sufridor Justo (22, 69, etc.) que moldearon su pensamiento como Mesías”.
Archibald M. Hunter, La Obra y Palabras de Jesús . p. 103
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