Evangelizacion y Guerra Espiritual, Guia del Mentor, MG08

E V A N G E L I Z A C I Ó N Y G U E R R A E S P I R I T U A L

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Sal. 37.31 - La ley de su Dios está en su corazón; Por tanto, sus pies no resbalarán.

Sal. 40.8 - El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón.

Sal. 119.97 - ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.

Pr. 2.10-11 - Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, y la ciencia fuere grata a tu alma, [11] la discreción te guardará; te preservará la inteligencia. Is. 51.7 - Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre, ni desmayéis por sus ultrajes. Jer. 15.16 - Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos. Col. 3.16 - La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. La revelación bíblica es la persona y obra de Cristo. Esto es claro, es el concepto inequívoco del Nuevo Testamento (Juan 5.39-40; Mt. 5.17-18; Lucas 24.27, 44-48; Juan 1.41-45). Para manejar las Escrituras (y por ende las Buenas Nuevas del Reino) es crucial observar los nexos y conexiones entre la obra del Padre y la persona de Jesucristo. El es la razón por la que la Palabra fue escrita y Él mismo es el Espíritu de profecía (Ap. 19.10). El corazón del mensaje del evangelio es comprender la persona de Jesús, quién es Él, por qué fue enviado, cuáles fueron sus logros y cómo esto se relaciona en la actualidad con aquellos que se arrepienten y creen en las Buenas Nuevas. El corazón de la prédica apostólica es el testimonio de Jesucristo (ver, Hechos 2.22ff.; 3.12; 5.35; 13.16; 21.28; 26.26; etc.).

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