Fundamentos de Liderazgo Cristiano, Guia del Mentor, MG07

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F U N D A M E N T O S D E L I D E R A Z G O C R I S T I A N O

El término griego episkopos (“obispo”) puede ser interpretado como supervisor, el término tiene una historia que se origina con la Septuaginta (el AT en griego), en diversos usos del término en el griego clásico, y finalmente en su uso por los apóstoles en el Nuevo Testamento mismo. En un sentido, los términos “pastor”, “anciano” y “obispo” se refieren al mismo oficio, con énfasis en diferentes roles y responsabilidades del liderazgo cristiano en la Iglesia. El uso del anciano como supervisor puede tener alguna resonancia con el concilio de ancianos en el gobierno judío, en donde un anciano podía ser reconocido como uno que habla en nombre y representa a todo el concilio de ancianos. El concepto en la Iglesia se ha expandido a través de la historia para referirse al oficio del obispo designado o elegido para vigilar un número de pastores o grupos de congregaciones en un contexto dado. Las normas del obispo son articuladas en 1 Timoteo 3 y Tito 1, así con en el ejemplo de Jesús. Como “un pastor de pastores” el obispo históricamente ha representado a los líderes de largas áreas y numerosas iglesias dentro de su área de responsabilidad. Si bien algunas tradiciones rechazan la nomenclatura (lenguaje) obispo, muchos grupos tienen supervisores que asumen la función del mismo, es decir, continua vigilancia y supervisión de iglesias unidas en asociación. La Palabra de Dios y la tradición de la iglesia nos proveen varias imágenes claves para entender el rol y funciones del oficio de obispo: el obispo funciona como supervisor, apóstol, y director espiritual. Como supervisor funciona como un superintendente, coordinando y organizando la evangelización, el personal y los recursos de las iglesias bajo su cuidado para hacer un máximo impacto para la edificación de la iglesia y el avance del Reino. Como apóstol, funciona como el encargado del continuo cuidado de nuevas iglesias y sus líderes, haciendo lo que se pueda para asegurar su protección, edificación y “reverendo”. Sin embargo, debido a la amplitud histórica y el peso de autoridad y posición asociados con “obispo”, prefieren usar dicho término. Al ver la historia de la ordenación de obispos, sin embargo, percibimos que éste no es un título ni una posición a la que alguien se pueda auto-proclamar. En muchos círculos protestantes es posible tomar este título hoy día sin estar asociado con un movimiento o tradición, o haber sido comisionado o designado por una iglesia legítima, ni estar afiliado con cualquier otro cuerpo espiritual. ¿Qué se puede hacer sobre la aplicación desigual del término “obispo” hoy día, y cómo podemos nosotros remediar y recuperar este término en su significado bíblico e histórico? ¿Acaso alguien es un obispo simplemente porque se autodenominó como tal?

Reafirmación de la tesis de la lección

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