Fundamentos para las Misiones Cristianas, Guia del Mentor, MG04
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F U N D A M E N T O S P A R A L A S M I S I O N E S C R I S T I A N A S
lograr que la ciudad se vea a sí misma tal como es, sería por medio de confrontación profética, una directa y firme proclamación de la verdad a los centros del poder, con relación a su necesidad de arrepentirse y cambiar a la luz de la demanda de Dios por justicia y derecho en la ciudad. ¿Qué tan efectiva cree que podría ser tal estrategia al confrontar los numerosos males e injusticias que ocurren en la mayoría de nuestras ciudades hoy? ¿Cómo debemos entender nuestra función cristiana en relación a la ciudad actual? ¿Ha cambiado desde los tiempos de los profetas, y de ser así, cómo cambió?
La Misión Cristiana y la Ciudad
Segmento 1: Definiendo y discerniendo un entendimiento bíblico de la ciudad
Rev. Dr. Don L. Davis
Resumen introductorio al segmento 1
El concepto de la ciudad es central en el Antiguo y el Nuevo Testamento, donde se nos provee un panorama sencillo de sus características. Las ciudades en el mundo antiguo eran diferentes a las villas, por ser una colección de casas y edificios rodeados por muros, eran significativas e impresionantes para su tiempo, y algunas dependían de otras para protección y abastecimiento. Una realidad común en el mundo antiguo era que las ciudades eran relativamente pequeñas, usualmente sin pavimento, reforzadas por gruesos muros y torres altas y eran el centro del gobierno y el poder. En términos de su significado espiritual según aparece en las Escrituras, las ciudades estaban asociadas con la rebeldía e idolatría humana (por ej., Enoc, la ciudad de Caín), con independencia y arrogancia (como en el caso de la Torre de Babel), y con el mal y la impiedad (como Babilonia). Las ciudades fueron juzgadas por Dios por su pecaminosidad (por ej., Sodoma y Gomorra, Jericó, Nínive), y denunciadas por su falso sentido de seguridad y poder (específicamente, Jerusalén). Aunque asociada con la rebelión de la humanidad, las Escrituras dicen que Dios adoptó la ciudad como símbolo de su lugar de morada y bendición. A pesar del hecho que David conquistó a Jerusalén en una batalla, Dios la escogió para sí mismo y determinó hacer de ella una alabanza en la tierra. En esto hay una ironía divina; Dios transforma una imagen secular de autodependencia y rebelión a una imagen de refugio (o sea, las ciudades de Refugio), como también a imagen de reconciliación , un lugar donde se puede conocer y experimentar el perdón y la bendición de Dios (es decir, Jonás y la experiencia de Nínive). A causa de la misericordia y la gracia del Dios Todopoderoso en Cristo, hay esperanza para cualquier ciudad que se arrepienta frente a su juicio, que se rinde ante sus demandas y procura su misericordia para evitar su castigo.
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