Fundamentos para las Misiones Cristianas, Guia del Mentor, MG04
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F U N D A M E N T O S P A R A L A S M I S I O N E S C R I S T I A N A S
• El concepto de Israel como la novia de Dios comienza con la relación de Dios con Israel en su lastimoso y negativo origen, a ser escogida por la gracia de Dios, ser cortejada y luego el matrimonio, la adúltera infidelidad de Israel por medio de idolatría e injusticia, hasta el juicio y exilio de Dios sobre Israel (el Reino del Norte), y Judá (el Reino del Sur). • El retorno del pueblo de Dios a su tierra comenzó con el decreto y permiso de Ciro de que volvieran, lo que se llevó a cabo por Esdras, Zorobabel y Nehemías. Dios le prometió a su pueblo que haría un nuevo pacto con ellos, no en base de su obediencia y fidelidad sino más bien en que iba a escribir su ley en sus corazones y dándoles un nuevo espíritu. En última instancia, su pueblo sería restaurado a Dios, y un día Él danzaría y se regocijaría con su pueblo como un novio lo hace con su novia. • El pacto de Dios con Abraham contiene indicios de la anticipación y de la promesa de un nuevo pacto, y la esperanza de la inclusión de los gentiles. En la persona de Jesús, la metáfora novia-novio se extiende y se completa. Jesús ha llegado a ser la fuente y la vida de la Iglesia, su novia, y Juan el Bautista, su precursor, ha llegado a ser el amigo del novio. • La formación del pueblo de Dios fue manifestada por medio de la declaración del misterio revelado a través de los apóstoles y profetas, que los gentiles son coherederos con los judíos en la promesa del nuevo pacto de Dios, y así son recibidos como miembros de la nueva humanidad de Dios y novia de Cristo. • Todos los gentiles (al igual que los judíos) son recibidos por fe en el cuerpo y novia de Cristo, lavados en su sangre e incluidos en la Iglesia de Dios. Los gentiles no tienen que renunciar a su identidad cultural, según quedó claro en el Concilio de Jerusalén (comp. Hch. 15), y ahora el corazón de todo el ministerio apostólico es preparar al pueblo de Dios como una novia, a quien Cristo recibirá en su venida, sin mancha ante su vista. • El romance divino será consumado cuando la Nueva Jerusalén descienda del cielo, la morada de Dios y de su pueblo, que totalmente se identificará con Cristo, el novio, al llegar a ser hechos como Él, llegando a ser coherederos con Él, estando en su presencia para siempre como sus co-regentes.
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