Haciendo Justicia y Amando la Misericordia: Ministerios de Compasion, Libro de Notas del Estudiante, SW16

H A C I E N D O J U S T I C I A Y A M A N D O L A M I S E R I C O R D I A : M I N I S T E R I O S D E C O M P A S I Ó N

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Convirtiéndose en un dador alegre

Devocional

2 Corintios 9.6-15 - Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. [7] Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. [8] Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; [9] como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. [10] Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, [11] para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios. [12] Porque la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios; [13] pues por la experiencia de esta ministración glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos; [14] asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros. [15] ¡Gracias a Dios por su don inefable! ¿Cuál es el secreto para recibir la bendición y abundancia de Dios en nuestras vidas? Muchos artículos, canciones, programas cristianos, emisoras de radio y televisión cristiana dicen tener la respuesta a esta pregunta. La mayoría de éstos proveen una manera técnica, rígida y mecánica de ver a Dios. “Si hace esto y esto, Dios debe hacer esto y lo otro”. Explicaciones como éstas hacen que el cristianismo se vea como una magia blanca: todo lo que necesitamos para recibir la bendición de Dios en nuestras vidas es decir las palabras correctas, una y otra vez, nunca dudando; de esta manera aseguramos la prosperidad, riqueza, salud y abundancia en nuestras vidas. Este tipo de apelación ha sido el objeto de muchas enseñanzas de muchos “maestros de la Palabra”, los cuales han logrado que muchas personas les sigan, todas aquellas que desearon tener lo mejor de ambos reinos, todo a través del nombre del Señor. En 2 Corintios 8-9 Pablo expone brillantemente su argumento a los corintios acerca de la necesidad de practicar la liberalidad, sin egoísmo en lo que concierne a sus contribuciones para la provisión de los santos necesitados en Jerusalén. En lugar de enseñar alguna clase de petición mágica o alguna palabra de confirmación y confesión, Pablo basa la promesa de la abundante provisión de Dios en la generosidad y hospitalidad. Los corintios debían ser generosos, gozosos y ofrendar en abundancia, esa es la manera en la cual experimentarían la provisión de Dios. Generosidad y dádiva, cuidado y servicio, compasión y hospitalidad es el camino para recibir la bendición de Dios. Dios ama al dador alegre, aquel que aprovecha cualquier oportunidad para ayudar con sus posesiones y servicios a aquellas personas que no pueden regresar el favor. En un sentido, ésta es la definición de la piedad, la manera en la cual nuestro Dios responde y obra a favor de

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