Haciendo Justicia y Amando la Misericordia: Ministerios de Compasion, Libro de Notas del Estudiante, SW16
H A C I E N D O J U S T I C I A Y A M A N D O L A M I S E R I C O R D I A : M I N I S T E R I O S D E C O M P A S I Ó N
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[26] Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? [27] Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. [28] Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros hombres de poca fe? Sí, las Escrituras son claras. Nuestro Dios es generoso, amoroso, imparcial y dador alegre, por ende, la raíz y el impulso de todo cuidado cristiano auténtico, debe estar fundada en el carácter de Dios. Es decir, que la persona que asegura conocer a Dios pero no sirve con compasión al necesitado, o anida odio y crueldad hacia otros, o no conoce ni pertenece a Dios (comparar con 1 Juan 3.14 en adelante; 4.7-21). Ser tocado por la mano de Dios es ser un dador alegre, uno que derrama su vida por otros así como Dios derramó su vida por nosotros a través de la persona de su Hijo, Jesucristo (2 Corintios 8.9). Así qué, ¿cuál es la clave para la bendición y abundancia de Dios? La respuesta es simple: conviértase en un dador alegre . Cultive cada día el espíritu de hospitalidad y generosidad, con gran gozo y teniendo siempre las manos y el corazón dispuestos. Éste es el espíritu del Padre celestial y el ejemplo que nos ha dejado Su Hijo al morir en la cruz por nosotros. Todo el que reclama intimidad con Él, debe andar como Él anduvo (comparar con 1 Juan 2.6 “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”). Los dadores alegres son el gozo del Padre. La generosidad es el rayo más caluroso del sol de la nube de compasión de Dios. ¿Está usted brillando de esta manera? Después de recitar y/o cantar El Credo Niceno (localizado en el apéndice), haga la siguiente oración: Oh Dios, refugio del pobre, la fuerza de los trabajadores, el consolador de todos los que sufren, encomendamos a los desafortunados y necesitados en cualquier lugar que se encuentren, para que tengas misericordia de ellos. Sólo tú conoces el número y el tamaño de sus problemas y sufrimientos. Te ruego Padre de misericordia, que mires a esas familias infelices sufriendo por la guerra y los asesinatos, por el hambre y la enfermedad y otras pruebas difíciles. Líbralos, Oh Dios, porque necesitamos hoy tu misericordia.
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El Credo Niceno y oración
~ Peter Canisius Ruth Connell, comp. A Book of Prayers . Oxford, England: Lion Publishing, 1988. p. 111
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