Haciendo Justicia y Amando la Misericordia: Ministerios de Compasion, Libro de Notas del Estudiante, SW16
H A C I E N D O J U S T I C I A Y A M A N D O L A M I S E R I C O R D I A : M I N I S T E R I O S D E C O M P A S I Ó N
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Capacitando al pueblo para la libertad, el bienestar y la justicia (continuación)
2.2 Obreros de desarrollo
Los obreros de desarrollo son llamados a confrontar condiciones y estructuras en el mundo que no se someten al gobierno de Dios.
Por lo tanto, nosotros afirmamos que:
Los obreros de desarrollo capacitan a personas, iglesias y comunidades a experimentar movimientos hacia la libertad, el bienestar y la justicia del Reino de Dios.
2.3 El enlace común
Tanto los misioneros como los obreros de desarrollos cristianos están unidos en una entrega común a avanzar el gobierno del reino de Dios en todas las áreas de la vida. La actividad misionera gira alrededor de la proclamación de las “buenas nuevas” que llaman a la gente al Reino de Dios por medio de las experiencias de la salvación y la regeneración. Se enfoca en traer a los pueblos, culturas y subculturas a la comunidad de los redimidos (es decir, “trayendo el mundo a la Iglesia”). Todo esto es hecho con un ojo puesto en la creación de iglesias para que puedan discipular a sus miembros a reconocer el gobierno de Dios, y vivir los valores de su Reino en sus vidas personales y corporales. La actividad misionera también cubre el desarrollo que procura llamar cada área de la vida a conformarse con el gobierno de Dios. En concreto, evalúa cada situación de la vida a la luz de la oración del Padre Nuestro (“venga tu reino, hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”) y se involucra en obras de compasión, amor y justicia que demuestran la naturaleza del plan de Dios para toda la gente. Se enfoca en que el gobierno de Dios actúe en cada relación y estructura humana (es decir, “llevando la Iglesia al mundo”).
3.1 Una relación asociada
3. Relación teológica entre la evangelización y el desarrollo
La evangelización misionera y la plantación de iglesias y la obra del desarrollo son socios en el proceso de la proclamación, demostración y extensión del gobierno del Rey. Ambas son respuestas al hecho que Dios ha anunciado su deseo de reconciliar al mundo consigo por medio de haber dado a su Hijo. Aunque las dos son una legítima respuesta del plan de Dios para el mundo, ninguna es suficiente respuesta de por sí misma. Tanto la palabra como las obras son componentes necesarios del anuncio de la Iglesia de, y fidelidad a, el Reino de Dios.
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