Haciendo Justicia y Amando la Misericordia: Ministerios de Compasion, Libro de Notas del Estudiante, SW16
H A C I E N D O J U S T I C I A Y A M A N D O L A M I S E R I C O R D I A : M I N I S T E R I O S D E C O M P A S I Ó N
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Capacitando al pueblo para la libertad, el bienestar y la justicia (continuación)
dominadas por el misionero extranjero y rara vez se reproducen (Patterson 1992, pág. D-80). Con frecuencia, los pastores y las iglesias nativas se preocupan por los ministerios que atraen dólares de Occidente (tal como los orfanatorios) mientras descuidan la atención pastoral y la evangelización básica. Inclusive, si la obra de desarrollo no se administra sabiamente, puede estorbar el crecimiento de la iglesia (Ott 1993, pág. 289). Hay un gran peligro al reclutar misioneros-evangelistas, principalmente basados en su habilidad y experiencia. “Cualquiera que sea su interés especial, podemos usarlo en nuestra misión”— es un acercamiento común de reclutar. Por eso, muchos obreros se frustran cuando sus habilidades especiales no son bien utilizadas, y reaccionan simplemente “haciendo su cosa” y sólo contribuyen en forma indirecta a la tarea de plantar iglesias, y que crezcan. Por tanto, lo que llaman ministerio secundario o de apoyo, de una forma llega a ser primario y en realidad eclipsa la tarea central (Hesselgrave 1980, pág. 112). Es muy desafortunado que el servicio y el testimonio cristiano con frecuencia parece que están en competencia cuando, de hecho, ambos son bíblicos y complementarios . . . Una razón para esta tensión es que empresas de servicio tal como hospitales e instituciones educativas generalmente se apropian de las finanzas y las energías de tal manera que la evangelización y el testimonio tienden a ser desplazado (Hesselgrave 1980 pág. 328). Puesto que nosotros creemos en la unidad de la Biblia, debemos decir que ‘La Gran Comisión no es un mandamiento aislado, (sino) una manifestación natural del carácter de Dios. . . El propósito y el impulso misionero de Dios . . . ’ Por lo tanto, no deberíamos tomar el Gran Mandamiento y la Gran Comisión como si se excluyeran entre sí. Debemos tomar el Gran Mandamiento—amar a otros—y la Gran Comisión—predicar—juntos, integrados en la misión de Cristo Jesús, porque es el mismo Señor, quien ordenó y comisionó a los mismos discípulos y sus seguidores. Por lo tanto, como Di Gangi dice: ‘para comunicar el evangelio eficazmente debemos obedecer el gran mandamiento como también la gran comisión’ (Cho 1985, pág. 229).
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