Haciendo Justicia y Amando la Misericordia: Ministerios de Compasion, Libro de Notas del Estudiante, SW16
H A C I E N D O J U S T I C I A Y A M A N D O L A M I S E R I C O R D I A : M I N I S T E R I O S D E C O M P A S I Ó N
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del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, [3] entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. [4] Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, [5] aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo(por gracia sois salvos), [6] y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, [7] para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. [8] Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; [9] no por obras, para que nadie se gloríe. [10] Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. La historia de nuestra redención es una historia de transformación. Pablo recuerda a los efesios la cronología de sus vidas en Cristo, desde el momento donde se encontraban trágicamente muertos en los delitos y pecados, siendo esclavos de la tiranía del diablo, hasta alcanzar la libertad, siendo partícipes de las buenas obras en Cristo. Esta historia de transformación es común en todos los creyentes en Cristo. La liberación del cristiano es dinámica, comienza con la invasión del Espíritu Santo en nuestras vidas, llenándolas con su gracia y salvación, y culmina con nuestras buenas obras y compasión, expresadas a través de una vida redimida. El fundamento en todo esto se encuentra en la misericordia de Dios. Pablo argumenta, “por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo”. Fue la misericordia y el amor proveniente del corazón de Dios lo que le motivó a enviar al mundo a Su único Hijo, el cual dirigido por nuestra causa, por su amor y misericordia hacia nosotros, murió siendo el Mesías, de manera atroz e injusta. Toda esta obra transcendental fue por gracia, a causa del favor inmerecido de Dios que nos redimió, nos hizo andar en sus caminos, nos resucitó con Cristo y nos sentó con Él en los lugares celestiales. Ahora, Dios nos utiliza como trofeos de Su incomparable e indescriptible bondad revelada en la persona de Jesús el Mesías, siendo todo este maravilloso acto producto de la gracia de Dios. Luego de este resumen de la maravillosa y misericordiosa salvación, ¿cuál es la expresión más apropiada que el pueblo de Dios puede extender? ¿Cuál es la manifestación inevitable de aquellos corazones vivificados por la misericordia, el amor y la gracia del Dios eterno a través de la muerte de Su Hijo? ¿Cómo deberíamos vivir ahora? Pablo es claro. En Efesios 2.8-10 expone la verdad acerca de nuestra salvación y sus efectos en nuestras vidas: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no es de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. Una vez que ponemos nuestra confianza en
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