Jesús Recortado de la Imagen

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equipada para desmitificar al universo. Los hechos son utilizados como un medio para analizar la realidad en cada una de sus partes. La mente racional desprecia al misterio y busca el conocimiento. El racionalismo valora lo que se puede ver y medir. En un intento por difundir el evangelio, el racionalismo fue empleado para estructurar la amplia historia de la Biblia en simples declaraciones proposicionales que serían fáciles de memorizar y comunicar para los creyentes. A finales de 1800, se intentó hacer una lista de creencias fundamentales que los cristianos puedieran afirmar y comunicar, tales como la inerrancia de la Escritura, el nacimiento virginal y la salvación por gracia. La motivación fue buena, pero el uso del racionalismo en estos ejercicios tuvo implicaciones que no se vieron sino hasta en décadas posteriores. Una fe razonable El racionalismo sugirió que el cristianismo es razonable y que seguir a Cristo tendría el efecto natural de una buena vida. La implicación era: “los que quieran una buena vida deben buscar la verdad y vivir según la verdad”. Debido a esta suposición, el racionalismo empujó a los creyentes a tener razones lógicas para defender su fe. Se asumió que el cristianismo debía ser razonable y relevante ante otros que estarían de acuerdo con sus afirmaciones. Se les enseñó a los cristianos a valorar los esquemas, los argumentos lógicos y las declaraciones proposicionales. Esto tendía a motivar a los creyentes a defender su fe, especialmente si sentían que no estaban equipados para dar respuestas a preguntas intelectuales difíciles.

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