La Busqueda del Pergrino

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¡Paz, corazón inseguro!

¡Paz, corazón inseguro! Mi Dios es; Quien me formó hombre, prohibe mi temor; El Señor me ha llamado por mi nombre; El Señor protege, siempre está cerca;

Su sangre una vez me redimió, Y aun ama y cuida de los suyos.

Cuando paso por las profundidades del agua, Pido en fe su ayuda prometida, Todas las horrendas olas mantienen su distancia, Y se encogen en mi mente; Sin temor desafío su violencia; ¡No me pueden lastimar, Dios está allí! Mis ojos vuelvo a Él en fe, Y por el fuego sigo mi camino; El fuego olvida su poder para quemar, Las llamas ondulantes juegan a mi alrededor;

Yo tengo Su poder, acepto la señal, Y grito para mostrar a mi Salvador.

¡Quédate cerca de mí, oh mi Salvador! Y protégeme en la hora de intensa tentación; Escóndeme en el hueco de tu mano, Muestra en mí tu poder salvador, Que tus brazos sean mi defensa segura, Así ni la tierra ni el infierno me tocarán.

Puesto que me mandaste ir hacia Ti, Bueno eres, y fuerte para salvar Caminaré sobre el mar tempestuoso de la vida, Sostenido por las olas implacables, Valientemente, aunque las rocas del orgullo vengan cerca, Y los remolinos de la desesperación se aparezcan.

Cuando la oscuridad intercepte los cielos, Y las olas de la angustia bramen a mi alrededor, cuando las tormentas de la pasión se levanten, Y conmuevan mi alma mientras se hunde, Mi alma sentirá una calma repentina, Y escuchará un susurro, “Paz, quédate quieto”.