Orando los Salmos con Agustín y Amigos
This is the Spanish edition of Praying the Psalms with Augustine and Friends. It is Book 1 in the Sacred Roots Spiritual Classics series.
Lo que “Ellos” dicen . . . ¿Qué dirás al respecto? “A través de los siglos, los Salmos han sido el elemento vital de la adoración, el testimonio y el cuidado del alma de la iglesia. En este volumen, Imes invita a los lectores a acercarse a este vivificante libro en compañía de sus padres y madres en la fe, un antídoto importante contra la tentaciónmoderna de mirar solo las últimas ‘tomas calientes’ y tendencias interpretativas, lo que C.S. Lewis llamó ‘esnobismo cronológico’. Las perlas de sabiduría aquí recogidas deberían dirigir a los lectores a adentrarse más en el mundo de la teología cristiana primitiva, donde encontrarán amigos fieles y guías sabios en el camino del discipulado”. “¡Es unplacer recomendar la serieClásicos Espirituales de Raíces Sagradas y este maravilloso compañero de oración de Carmen Imes! Este ejemplar le ayudará a volver a escuchar los Salmos y a orar, a través de ellos, con los santos de la antigüedad. Es un libro para llevar con la Biblia, para saborearlo lentamente con el café de la mañana, mientras aprende de grandes pensadores cristianos tan conocidos como Agustín y tan poco conocidos como Gertrudis. Tocará su vida de oración y calmará su alma”. ~ Donald M. Fairbairn, Jr., PhD, Robert E. Cooley Profesor de Cristianismo Primitivo, Seminario Teológico Gordon-Conwell “¡Qué deleite leer los Salmos en compañía de los justos! En Orando los Salmos con Agustín y Amigos, Carmen Imes, nos invita a echar raíces profundas en cada uno de los 150 salmos, acompañados por viejos amigos como Atanasio, Agustín, Lutero, Calvino, y otros nuevos como Valeriano de Cimiez, Dhuoda, Gertrudis la Grande y Mary Sidney Herbert. Los extractos concisos y apropiados de estos eruditos brindan información adicional para nuestra meditación diaria. ¡Estoy deseando emplear este libro!” ~ Jill Firth, PhD, Conferencista de Antiguo Testamento y Hebreo, Colegio Ridley (Melbourne) ~ Stephen T. Pardue, PhD, Profesor Asociado de Teología, Escuela Internacional de Graduados de Liderazgo (Filipinas), Escuela de Graduados de Teología de Asia (Filipinas)
C l á s i c o s E s p i r i t u a l e s d e R a í c e s S a g r a d a s
“Hacia Diez Mil Tozers”
Orando los Salmos con Agustín y Amigos Clás i cos Es p i r i tuale s de Ra í ce s Sagradas 1
Editado por Carmen Joy Imes
Orando los Salmos con Agustín y Amigos © 2021. Samuel Morris Publications. All Rights Reserved. © 2024. Traducción al español ISBN: 978-1-955424-26-4 Traducido por Fernando Argumedo.
La copia, redistribución y/o venta de estos materiales, o cualquier transmisión no autorizada, excepto que se permita expresamente por la Ley de derechos del autor de 1976 o por el permiso escrito del publicador está prohibida. La solicitud de permiso debe dirigirse por escrito. Publicado conjuntamente en 2024 por TUMI Press y Samuel Morris Publications. TUMI Press es una división de World Impact, Inc. TUMI Press The Urban Ministry Institute
3701 E. 13th Street Wichita, KS 67208 Equipando Líderes. Empoderando Movimientos.
Samuel Morris Publications:
Samuel Morris Publications Sacred Roots at Taylor University
1846 Main Street Upland, IN 46989
Samuel Morris Publications publica textos al servicio de la vida en común de la iglesia evangélica y su búsqueda continua de una conformidad más profunda con Jesucristo (Gálatas 4:19). “Todas las citas de las Escrituras, a menos que se indique lo contrario, están tomadas de la SANTA BIBLIA, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL®. NVI®. Copyright© 1999, 2015, 2022 de la Sociedad Bíblica Internacional. Reservados todos los derechos en todo el mundo”.
Índice
Prefacio de la serie
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Agradecimientos
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Introducción
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Capítulo 1 Salmos 1–17 Capítulo 2 Salmos 18–38 Capítulo 3 Salmos 39–59 Capítulo 4 Salmos 60–80 Capítulo 5 Salmos 81–101
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Capítulo 6 Salmos 102–119:32
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Capítulo 7 Salmos 119:33–130 Capítulo 8 Salmos 131–150
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Epílogo
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Recursos para la aplicación
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Trabajo del Alma y Cuidado del Alma: Haciendo “Trabajo de Salmos” con Agustín y Amigos . 277 Continuando la conversación . . . . . . 293 Mapa de lugares importantes: Eruditos notables 324 Una carta a los amigos y compañeros guerreros de Dios sobre por qué leemos los Clásicos Espirituales de Raíces Sagradas juntos . . . . . . . 325 El Credo Niceno con apoyo bíblico . . . . . 341
Desde antes hasta más allá del tiempo: El plan de Dios y la historia humana
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Acerca del Proyecto Raíces Sagradas
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Índice de las Escrituras
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Prefacio de la serie Los clásicos espirituales cristianos son textos no canónicos que han sido testificados a través de los siglos y culturas como útiles para el trabajo y el cuidado del alma. Si bien los clásicos espirituales no están al mismo nivel que las Escrituras, son textos profundos y amplios escritos por maestros practicantes en el camino de Jesús. Estos textos han resistido la prueba del tiempo ( profundos ), habiendo sido leídos por líderes cristianos durante muchas décadas o incluso siglos. Estos clásicos también han sido leídos con provecho en muchas culturas ( amplias ). Al aprender con estos sabios autores, los líderes cristianos de muchas generaciones y diversas culturas se han visto ayudados a nutrir sus propias almas y cuidar las almas de los demás. Los Clásicos Espirituales de Raíces Sagradas equipan a los líderes congregacionales urbanos, rurales y encarcelados con la riqueza de la tradición cristiana. En asociación con The Urban Ministry Institute (TUMI), cada Clásico Espiritual de Raíces Sagradas se divide en ocho capítulos que corresponden a los módulos del plan de estudios de
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TUMI (www.tumi.org). Además, a cada Clásico Espiritual de Raíces Sagradas se le asigna un área temática específica dentro del plan de estudios de TUMI: Estudios bíblicos (cubierta roja), Teología y ética (cubierta azul), Ministerio cristiano (cubierta naranja) o Misión global (cubierta violeta). Para una descripción más detallada, consulte el apéndice “Una carta a los amigos y compañeros guerreros de Dios acerca del por qué leemos juntos los Clásicos Espirituales de Raíces Sagradas”. Cada Clásico Espiritual de Raíces Sagradas es editado por un académico que lo ha abordado tanto académica como devocionalmente. El editor proporciona una introducción, así como resúmenes de los capítulos. Cada capítulo consta del texto real del clásico espiritual escrito por su autor, no por el editor, y concluye con cinco preguntas para debatir que le ayudarán a discutir el texto con amigos espirituales. Después de los capítulos 1 a 8 hay un resumen del editor. Cada clásico también incluye un apéndice “Continuando la conversación” con recursos sugeridos, incluidos otros libros escritos por el autor, biografías y más. En los capítulos 1 a 8, el editor ha actualizado el inglés antiguo a un inglés más contemporáneo o se ha proporcionado una nueva traducción. Además, el editor ha añadido notas al pie para definir el vocabulario difícil o clave. El editor también ha actualizado las citas directas de las Escrituras a (normalmente) la Nueva Versión Inter nacional, ha añadido referencias bíblicas y referencias bíblicas en cursiva a paráfrasis de las Escrituras. Antes de leer un Clásico Espiritual de Raíces Sagradas, le recomendamos que lea tanto la introducción del clásico como su apéndice “Trabajo y cuidado del alma”. Este
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último ofrece sugerencias prácticas acerca de cómo comenzar a aplicar las lecciones del clásico espiritual en su vida y ministerio. Debido a que muchas de las prácticas introducidas en los clásicos espirituales pueden ser nuevas para los lectores, puede ser útil comprender primero algunos de los posibles beneficios de invertir en la lectura del clásico espiritual antes de comenzar. Los Clásicos Espirituales de Raíces Sagradas están disponibles en libros de bolsillo, de tapa dura, libros electrónicos y audiolibros. Hay recursos adicionales para el estudio y la discusión en grupo de cada clásico disponibles en www.sacredrootsministry.org
Para Mike Rowe y Maggie Wallem Rowe, nuestros pastores, que caminaron junto a nosotros cuando atravesamos por el valle más oscuro, y oraron los Salmos con y por nosotros. Su amistad solidaria fue una evidencia tangible de que la bondad y el amor de Dios no nos habían abandonado. ~Salmo 23:6.
Agradecimientos Agradezco a Hank Voss la oportunidad de contribuir con el primer volumen de la serie Raíces Sagradas. Este proyecto me ha entusiasmado y me ha dado un mayor aprecio por los clásicos cristianos. Hank, tu visión de hacer que estos escritos sean más accesibles para nuestra generación es realmente inspiradora. He disfrutado de la colaboración contigo y con tantos otros. Todos los involucrados estamos agradecidos por el generoso apoyo de la Fundación Lilly. No habría aceptado escribir este libro sin el entusiasmo de mi hija Eliana, quien dedicó docenas de horas a convertir estos textos en documentos digitales, y luego, docenas más a reelaborar selecciones para facilitar su lectura. Eliana, tienes un don para la escritura y te agradezco tu buen trabajo en este proyecto. Sin el alegre personal de las bibliotecas de Regent College, Prairie College, Taylor University, y sin Isaiah Swain, quien escaneó selecciones de una enorme pila de libros, hubiera sido imposible alcanzar este propósito.
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Amigos en Prairie College acordaron “probar” este devocional. Gracias a su ayuda, es mucho más legible. Danny Imes, Marji Krahn, Pamela Fraser, April Schleich, Lydia Nelson, James Enns, Susan Esau y Don Bookless, ayudaron leyendo secciones y brindando valiosos comentarios. Donna Prater, Sneha Reddy, Karen Hagens y Shannon Warnock, merecen una mención especial por leer detenidamente todo el manuscrito. Sneha y Shannon también elaboraron las preguntas para el debate y ayudaron con los encabezados de los salmos. Abigail Guthrie, elaboró el primer dibujo de mi sueño sobre el proyecto, que se convirtió en el prototipo que se incluye en la Introducción. Easton Imes (¡11 años!), ayudó con el formato. Un gran agradecimiento a Douglas Lewis por su ayuda en la decodificación de la poesía en inglés antiguo de Philip Sidney y Mary Sidney Herbert. Todavía no es posible agradecer personalmente a aquellos cuyo estudio diligente y oración devota produjeron lo que leemos en estas páginas. En la nueva creación, espero encontrarme con cada hombre y mujer cuyas voces hemos escuchado aquí y ofrecerles mi gratitud. Que su sabiduría y piedad se reflejen en nuestras vidas transformadas. Este libro está dedicado a Mike y Maggie Rowe, nuestros pastores que caminaron junto a nosotros cuando atravesamos por el valle más oscuro, y oraron los Salmos con y por nosotros. Su amistad solidaria fue una evidencia tangible de que la bondad y el amor de Dios no nos habían abandonado (Salmo 23:6). ¡Soli deo gloria! Solo a Dios sea la gloria.
Introducción
¿Por qué los Salmos? ¿Alguna vez ha necesitado los Salmos? Quiero decir, ¿los ha necesitado de verdad? No puedo decir que alguna vez necesité los Salmos hasta hace unos años atrás. Siempre amé la Biblia, incluso cuando era niña, pero no recuerdo haberme conectado realmente con los Salmos hasta que llegué a la adultez. De la nada, experimenté un conflicto interpersonal debilitante en el trabajo, que rápidamente pasó de tenso a despiadado. Mis intentos de reconciliarme solo echaron más leña al fuego. Eventualmente, mi colega presentó acusaciones falsas en mi contra, iniciando tres agotadores meses de investigación, durante los cuales, los directivos me encargaron que no dijera nada a nadie. Frente a la extensa evidencia fabricada por mi colega, mi testimonio simple y honesto no fue creído. Fui declarada culpable. En medio de esta traumática sensación de impotencia, descubrí los Salmos. No pude defenderme. Nadie más pudo defenderme porque no se les permitió saber sobre la investigación. Las
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consecuencias de un resultado negativo serían devastadoras para mi carrera. Estaba desesperada porque Dios interviniera. ¡Levántate, SEÑOR!¡ Levanta, oh Dios, tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos! ¿Por qué te ha de menospreciar el malvado? ¿Por qué ha de pensar que no lo llamarás a cuentas? Pero tú ves la maldad y la aflicción, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas se encomiendad a ti . . . ¡Rómpeles el brazo al malvado y al impío! ¡Pídeles cuentas de su maldad hasta que desaparezca! ~ Sal 10:12–15 Los Salmos me invitaron a derramar mi corazón a Dios durante esos días oscuros. Me dieron voz para orar cuando me quedé sin palabras. Descubrí que no estaba sola; otros habían sido acusados falsamente, apuñalados por la espalda por amigos, perseguidos por enemigos. Estas oraciones me aseguraron que Dios vio mi dolor. Nadie podría impedirme apelar a él por justicia. En ti, SEÑOR, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen. Por tu justicia, líbrame. Inclina a mí tu oído y acude pronto a socorrerme. Sé tú mi roca de refugio, la fortaleza de mi salvación. Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza, dirígeme por amor a tu nombre. Líbrame de la trampa que me han tendido, porque tú eres mi refugio. En tus manos encomiendo mi espíritu; líbrame, SEÑOR, Dios de la verdad. ~ Sal 31:1–5
Introducción
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Tal vez reconoció el versículo cinco como la oración de Jesús en la cruz. Él y los autores del Nuevo Testamento citan los Salmos más que cualquier otro libro del Antiguo Testamento. ¡Un sorprendente 41 porcentaje de las citas del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento proceden de los Salmos, y Jesús alude a los Salmos más de cincuenta veces! 1 Cuando oramos los Salmos, nos unimos a una larga lista de hombres y mujeres fieles (que se remonta a miles de años, desde Moisés hasta David, y luego Jesús), que han buscado la ayuda deDios. Descubrí a esta amada comunidad cuando los Salmos me enseñaron a orar. Me ayudaron a cultivar una confianza más profunda en Dios y alimentaron mi esperanza durante un momento oscuro. Al final de aquel año devastador, me reuní con uno de mis mentores, alguien con quien no había podido hablar durante toda la investigación. Sin una sola palabra de explicación de mi parte, me miró a los ojos y me dijo con gran compasión: “Carmen, este año debe haber sido un infierno para ti”. En ese momento, supe que Dios había respondido a mis oraciones de reivindicación. Aunque había sido incapaz de proteger mi propia reputación, Dios había estado obrando detrás de la escena. Él me vio. Le respondí a mi mentor, Sí y no. Sí, esta ha sido la experiencia más dolorosa de mi vida. Pero si el infierno es la ausencia de Dios, entonces no puedo describir este año como un infierno, porque nunca he sentido su presencia de maneramás tangible. A los Salmos, atribuyo la paz de la presencia de Dios que experimenté. Aislada del apoyo humano, estos, se convirtieron en mi salvavidas. Me conectaron con el Dios que estaba profundamente preocupado por mi bienestar,
1 Bruce K. Waltke and James M. Houston, The Psalms as Christian Worship: A Historical Commentary (Grand Rapids: Eerdmans, 2010), 110.
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compartía mi deseo de justicia y tenía plena autoridad para actuar en mi nombre. Nunca estuve sola. No conozco su historia, pero seguro que usted también ha pasado por circunstancias difíciles. Sus seres queridos han sufrido. Ha necesitado la intervención divina. Y si no lo ha hecho ya, los Salmos pueden convertirse también en su salvavidas. La alternativa es precaria. Cuando descuidamos los Salmos, nuestras oraciones se vuelven planas y repetitivas. Orar es mucho más que tener buena salud, poder pagar las facturas, una buena entrevista de trabajo y encontrar comida para nuestras familias. Dios nos invita a presentarle todo nuestro ser, lo bueno, lo malo y lo feo, nuestras alegrías y penas, nuestra desesperación y gratitud. Cuando no practicamos este tipo de oración, dejamos de ser el tipo de comunidad donde los que sufren pueden encontrar un hogar. Permítame ofrecerle un ejemplo: Mi amiga Charlene lleva catorce años casada. Ella y su esposo han visto cómo los vientres de sus amigos se han abultado, uno tras otro, cargando una nueva vida. Sus brazos han anhelado sujetar un hijo propio, pero tras años de oraciones, buena alimentación, visitas al médico y pruebas, su vientre sigue vacío. Como todo dolor, el suyo ha fluctuado. Durante una época particularmente intensa, en la que la pérdida se sentía especialmente aguda, Charlene se presentó en su grupo de mujeres en la iglesia. Estaban hablando sobre la oración. No pudo aguantar más. Ella explotó: No entiendo por qué Dios no responde a nuestras oraciones. ¿Qué estamos haciendo mal? ¡Lo hemos intentado todo! Le hemos estado sirviendo durante todonuestromatrimonio y, sin embargo, él nos niega lo que más queremos. ¡¿Cómo podría Dios hacernos esto?!
Introducción
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La sala se sumió en un silencio incómodo. Las damas alrededor del círculo miraban al suelo, o de reojo unas a otras. Nunca habían visto a Charlene tan destrozada y no sabían cómo recomponerla. Este no era el plan. No encajaba en el plan de estudios. Ella se marchó aquel día sintiéndose profundamente sola y decidió no regresar. ¡Qué oportunidad perdida! Si estas mujeres hubieran conocido los Salmos, la honesta expresión de dolor de Charlene habría resonado con el Salmo 88, el salmo más oscuro:
Tan colmado estoy de calamidades que mi vida está al borde de la muerte. Ya me cuentan entre los que bajan a la fosa; parezco un hombre que se quedó sin fuerzas..
~ Sal 88:3–4
Los amigos de Charlene se habrían dado cuenta de que orar con honestidad brutal nos conecta profundamente con Dios y nos protege de la desesperación. Habrían entendido que tal oración no solo es tolerada, sino que se invita a hacerla. ¡Después de todo, oraciones como esta son parte de la Sagrada Escritura! Cuando oramos los Salmos, ampliamos nuestra capacidad de formar una comunidad cristiana sana. Cuando oramos los Salmos, ejercitamos los músculos de nuestra fe. Cuando oramos los Salmos, dejamos espacio para la sanidad. Este libro nos invita a sentarnos y aprender de hombres y mujeres de la antigüedad que han sufrido penas inimaginables, pero han descubierto las riquezas de los Salmos para conectar con Dios durante ese dolor. ¡Estos creyentes tienen tanto que enseñarnos! ¿Qué esperamos?
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¿Por qué Yo? Ya conoce una historia de por qué los Salmos significan tanto para mí. Pero honestamente, no me sentía calificada para escribir este libro. Soy una erudita del Antiguo Testamento, no una historiadora. Me siento mucho más cómoda hablando de lo que significa un salmo que navegando cientos de años de historia de la iglesia para descubrir cómo otros lo han leído y orado. Sé muy poco sobre la vida y la época de la mayoría de las personas que conocerá en este libro. Conocí a muchos de ellos por primera vez mientras trabajaba en este proyecto. Cuando me pidieron que escribiera este libro, planeé decir que no. Dos cosas me hicieron cambiar de opinión. Primero, mi hija adolescente me rogó que dijera que sí. Eliana es licenciada en filosofía en el Programa de Honores de la Universidad George Fox. Le encanta leer textos antiguos y quería ayudar. La oportunidad de trabajar en un proyecto de madre e hija era atractiva. En segundo lugar, tuve un sueño (literalmente). No era el típico sueño de partes aleatorias de mi día con una extraña combinación de personas de toda mi vida. Parecía significativo. Cuando desperté a la mañana siguiente, la interpretación tomó forma. Se sintió como un mensaje de Dios directo a mí. El sueño era una sola imagen, una pintura. Parecía un ícono ortodoxo griego (que está fuera de mi propia experiencia eclesiástica). Un hombre estaba parado en un puente en el centro de la pintura, extendía su mano izquierda hacia la “nave” de una iglesia para agarrar una pera amarilla y extendía su mano derecha hacia un grupo de personas apiñadas afuera. Cuando desperté, de alguna manera supe quelaperarepresentabalosSalmos.Noestabacompletamente segura de qué era una “nave” (aunque sabía que era parte de
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la arquitectura de la catedral), así que lo busqué. La “nave” es el santuario de la iglesia donde se reúnen los fieles. Mientras reflexionaba sobre este sueño, todo comenzó a tener sentido.
Un dibujo de mi sueño
La visión de Raíces Sagradas es hacer que los clásicos espirituales cristianos estén disponibles y sean accesibles para todo el mundo. Si está hambriento de conocer más a Dios y sediento de la tutoría de cristianos fieles y fructíferos, entonces le tenemos en mente. Después de todo, los Salmos son para toda la iglesia, pero especialmente para los afligidos, para esos hombres y mujeres resilientes, para quienes cada día representa un nuevo desafío. Los Salmos han sido el pilar del culto de la iglesia durante miles de años, pero nuestra generación casi los ha perdido. Nos falta el hábito de orar los Salmos, ya sea individualmente, o en conjunto. Es de la iglesia antigua que necesitamos recuperar la práctica de orar los Salmos. Por eso el hombre de mi sueño estaba alcanzando a la iglesia. Estaba
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recuperando el fruto del culto cristiano fiel para ponerlo a nuestra disposición hoy. Sé muy poco sobre historia del arte, pero tengo un estupendo librito llamado Signos y símbolos en el arte cristiano. 2 En él se explica que, en el arte cristiano, una pera, generalmente representa a Cristo. Esto es significativo. Los antiguos lectores de los Salmos veían a Cristo como la voz principal en los Salmos. Es cierto que fueron escritos cientos de años antes del nacimiento de Jesús. Sin embargo, debido a que Dios tomó carne humana y se unió al hombre en el sufrimiento de este mundo, Jesús pudo orar los Salmos junto con nosotros. Formó parte de nuestras alegrías y tristezas, encontrando en los Salmos el lenguaje de la oración. Si eran esenciales para la fe de Jesús, también lo son para la nuestra. En estas oraciones antiguas, Cristo se identifica con nuestras luchas y expresa dependencia del Padre. Es apropiado, entonces, ver a Jesús como el centro de la pintura en mi sueño. Al orar los Salmos, Cristo demuestra la vida de fe, invitándonos a orar con él. Entonces dije que sí a este proyecto, y he aprendido mucho en el camino. En las páginas que siguen, encontrará una breve meditación sobre cada Salmo de creyentes en Jesús que vivieron hace mucho tiempo. Estas voces antiguas nos darán una idea de las raíces sagradas de nuestra fe. Nuestro principal maestro será un africano llamado Agustín. ¿Por qué Agustín? Agustín es uno de los líderes cristianos más influyentes de la historia. Entre otros muchos escritos, elaboró un
2 George Ferguson, Signs and Symbols in Christian Art (New York: Oxford University Press, 1954), 36.
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comentario a los Salmos. Su obra es fruto de treinta años de reflexión y predicación sobre los mismos en un contexto norteafricano. Su obra no fue hecha para eruditos, sino en la iglesia y para la iglesia. Agustín escribió como pastor. Creía que las palabras de los Salmos podían convertirse en las oraciones de su propia congregación, y que al orar los Salmos los creyentes serían sanados de su propia enfermedad del corazón. Desde la perspectiva de Agustín, los Salmos proporcionan un contexto en el que la iglesia puede interpretar su propio sufrimiento. 3 Aunque vivió hace más de 1.500 años, sus escritos siguen dando forma a la cristiandad. Sus observaciones sobre la vida humana y la fe son sorprendentemente relevantes hoy día. El libro que tiene en sus manos no ofrece una panorámica completa de la interpretación que Agustín hizo de los Salmos. En cambio, he seleccionado algunas de sus perspectivas pastorales más ricas. Agustín no es el único escritor antiguo que encontrará en estas páginas. He elegido para este proyecto otras dos docenas de voces de hombres ymujeres que vivieron entre los años 200 d.C. y 1500 d.C. y que también se apasionaron por los Salmos. Escucharemos lo que tienen que decir algunos de los coetáneos de Agustín en los siglos IV y V: Juan Crisóstomo y Basilio el Grande, Ambrosio y Atanasio. Escucharemos a escondidas las instrucciones de una noble del siglo IX llamada Dhouda a su hijo guerrero sobre cómo leer los Salmos. Desde el siglo XIII conoceremos al muy lógico Tomás de Aquino, que piensa de manera esquemática, y a la efusiva Gertrudis la Grande, que disfruta de la dulzura del amor de Dios mientras ora los Salmos. También
3 Michael C. McCarthy, “An Ecclesiology of Groaning: Augustine, the Psalms, and the Making of Church,” Theological Studies 66 (2005) 23–48.
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conocerá a escritores del siglo XVI: Juan Calvino, el intérprete sensato de la Reforma protestante, y Katharina Schütz Zell, cuya sensibilidad pastoral da vida a los Salmos para los que sufren. En los apéndices se incluye una lista completa de los contribuyentes y una cronología de sus vidas. Mi esperanza es que estas selecciones lo inspiren a orar los Salmos personalmente y con su comunidad de fe, uniendo a generaciones de creyentes fieles que han vuelto sus rostros a Dios. Cómo usar este libro Cada generación de la iglesia ha tenido muchos creyentes fieles que usaron los Salmos como una guía diaria para la oración (orando uno o más de ellos todos los días). Al leer tres Salmos al día (y sus correspondientes apuntes devocionales), podrá leer todo el libro en ocho semanas. Usted podría considerar llevar el ritmo de lectura de un Salmo en el desayuno, el almuerzo y la cena de lunes a viernes, o un Salmo al levantarse, a media tarde y a la hora de acostarse. Dicho ritmo, le dará un momento “libre” a la semana para tomarse un respiro o releer una selección que significó mucho para usted. Si le resulta demasiado rápido, vaya más despacio. Puede leer un Salmo al día y terminar el libro dos veces en un año. Recuerde: el objetivo es cultivar un hábito diario de oración, utilizándolos como guía, no solo leyéndolos. Esperamos que estas selecciones devocionales le den un sentido de comunidad mientras los ora. Si forma parte de un grupo pequeño que trabaja en los Salmos, o agradecería recibir indicaciones para
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llevar un diario personal, puede encontrar preguntas de discusión al final de la sección de cada semana. Tenga en cuenta también, que estas meditaciones están diseñadas para ser leídas junto con el libro de los Salmos, no para reemplazarlo. La mayoría de ellos se centran en algunos versículos o frases clave del Salmo ( impresos en cursiva ). Otros lo parafrasean con sus propias palabras, o lo reescriben como poesía inglesa. Cuando ha sido posible, he actualizado el lenguaje y he utilizado la NVI como texto base para el comentario. Si utiliza este libro para sus devocionales personales, le sugiero el siguiente orden: 1. Lea el Salmo de su Biblia. 2. Lea la perspectiva devocional de este libro. 3. Vuelva a leer el Salmo. 4. Responda en oración, ya sea en silencio, en voz alta, o por escrito. Independientemente de cómo elija usar este libro, ¡me encantaría saber cómo va! Plan de lectura de ocho semanas Si está utilizando este libro como parte de un estudio de ocho semanas sobre los Salmos, le sugiero que distribuya su lectura de la siguiente manera: Semana 1 – Leer la Introducción y los Salmos 1–17
Semana 2 – Salmos 18–38 Semana 3 – Salmos 39–59
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Semana 4 – Salmos 60–80 Semana 5 – Salmos 81–101 Semana 6 – Salmos 102–119:32 (cuente cada dos “estrofas” del Salmo 119 como un salmo) Semana 7 – Salmos 119:33–130 Semana 8 – Salmos 131–150 Gracias por acompañarnos mientras aprendemos a orar los Salmos con Agustín y sus amigos. El final de nuestra introducción es también el comienzo de nuestra oración. Comenzamos con una oración de Agustín. Nos dirigimos al Señor Dios, el Padre Todopoderoso, y con corazones puros le ofrecemos, en la medida de nuestras posibilidades, nuestro agradecimiento grande y verdadero, rogándole de todo corazón por su gran bondad, que por su beneplácito esté dispuesto a escuchar nuestras súplicas, que con su poder expulse al enemigo de nuestras obras y pensamientos, que aumente nuestra fe, guíe nuestro entendimiento, nos dé pensamientos espirituales y nos lleve a gozarnos en él, por Jesucristo su Hijo, nuestro Señor, que vive y reina con él, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
El Texto
E studios B íblicos
Capítulo 1 Salmos 1–17
Salmo 1 con Atanasio – Deleitándose en la Ley de Dios ¡Qué diferentes son los siervos justos y fieles del Señor [de los impíos]! Meditan las palabras del Señor cuando están sentados en sus casas, cuando se acuestan, cuando se levantan y cuando van por el camino (Deut 6:7). Tienen buena esperanza por la promesa del Espíritu: Dichoso es quien no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los burladores, sino que en la Ley del SEÑOR se deleita y día y noche medita en ella (Sal 1:1–2). Estando cimentados en la fe, regocijándose en la esperanza, celosos en espíritu, dicen audazmente: “Mi boca hablará con sabiduría; la reflexión de mi corazón será muy inteligente” (Sal 49:3). Y agregan: “Medito en todas tus proezas, considero las obras de tus manos” (Sal 143:5). “En mi lecho me acuerdo de ti; pienso en las vigilias de la noche” (Sal 63:6).
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Luego, avanzando con audacia, dicen: “Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis meditaciones” (Sal 19:14). ¿Y cuál es la recompensa de tal persona? El salmista agrega inmediatamente: “Oh Señor, mi roca y mi redentor” (Sal 19:14). Para aquellos que se examinan a sí mismos de esta manera y ponen los deseos de sus corazones de acuerdo con el Señor, nada verdaderamente malo puede suceder. De hecho, sus corazones se fortalecen por la confianza en él, como está escrito: “Los que confían en el Señor son como el monte Sión: jamás caerá y permanece para siempre” (Sal 125:1).
Capítulo 1: Salmos 1–17
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Salmo 2 con Juan Calvino – Sometiéndose al Ungido de Dios
Muchos conspiraron contra David, tratando de impedir su reinado. Sus intentos hostiles podrían haberle hecho perder la esperanza de convertirse algún día en rey. Sin duda, a menudo luchó con tentaciones difíciles. Pero, como su conciencia estaba limpia, ya que no había actuado por ambición personal, sino que había sido nombrado rey por nombramiento divino, pudo condenar a los reyes rebeldes y sus ejércitos. Podemos encontrar aliento en este pasaje de dos maneras: En primer lugar, cada vez que el mundo se enfurece, intentando perturbar el reino de Cristo, podemos ver que las cosas se están desarrollando tal y como Dios lo anunció a través de David, de modo que estas circunstancias no tienen por qué sorprendernos o preocuparnos. Por sí mismo, el reino de Cristo sería pacífico, y de él mana la verdadera paz al mundo. Sin embargo, debido a la maldad y la hostilidad humana, el reino de Dios nunca avanza sin resistencia. En segundo lugar, cuando los impíos luchan contra el ungido del Señor, dependiendo de su gran número, sus riquezas y sus medios de defensa, podemos reírnos de ellos sin temor a equivocarnos. Están atacando a Dios en el cielo, una guerra que nunca podrán ganar. Los gobernarás con cetro de hierro (v. 7). Puede parecer extraño que, mientras que otras partes de las Escrituras celebran la misericordia y la mansedumbre de nuestro Señor, aquí se le describe como lleno de furor; pero esta soberanía severa y terrible no tiene otro propósito que alarmar a sus enemigos. Esta ira no es incompatible con la bondad con la que Cristo acaricia tiernamente a su propio pueblo. El que se muestra como un pastor amoroso con
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sus mansas ovejas, debe tratar con severidad a las fieras salvajes, ya sea para convertirlas de su crueldad o para refrenarla. Jesús fue enviado por el Padre para alegrar a los pobres y desdichados con la noticia de la salvación, para liberar a los presos, para sanar a los enfermos, para sacar a los tristes y afligidos de las tinieblas de la muerte a la luz de la vida (Is 61:1). Pero, para aquellos que provocan su ira con su ingratitud, Cristo adquiere un nuevo carácter: abatir su obstinación. Si parece que Dios no castiga a losmalvados, simplemente debemos esperar pacientemente el último día, cuando los destruirá por completo. Mientras tanto, estemos satisfechos de que gobierne en medio de sus enemigos. Ustedes, los reyes, sean prudentes (v. 10). David exhorta a los incrédulos a que se arrepientan antes de que sea demasiado tarde, antes de que descubran por experiencia que estas amenazas divinas no son vacías. Y se dirige por su nombre a reyes y gobernantes, a quienes no es muy fácil someter. Si David no perdona a los reyes, que parecen exentos de las leyes ordinarias, cuánto más se aplica su exhortación a la gente común, para que todos, desde el más alto, hasta el más bajo, se humillen ante Dios. El comienzo de la verdadera sabiduría es cuando dejamos de lado nuestro orgullo y nos sometemos a la autoridad de Cristo.
Capítulo 1: Salmos 1–17
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Salmo 3 con Agustín – Dios, nuestro escudo y libertador
Muchos son, SEÑOR, mis enemigos; muchos son los que se me oponen (v. 1). Desean exterminar el nombre cristiano. Y muchos los que de mí aseguran: “Dios no lo salvará” (v. 2) Porque ellos no conocen que no podrán destruir la iglesia que es tan importante para Dios y que se expande ampliamente, por todas partes. Pero tú, SEÑOR, eres el escudo que me protege (v. 3). Que el pueblo de Dios también diga, No me asustan los miles de escuadrones que me acosan por doquier (v. 6), escuadrones de impíos que me rodean para extinguir el nombre cristiano, si pudieran. Pero, ¿cómo se les puede temer, cuando el fervor del amor se inflama con la sangre de los mártires cristianos, así como el fuego se inflama con el aceite? ¡Levántate, SEÑOR! ¡Ponme a salvo, Dios mío!¡ Rómpeles la quijada a mis enemigos! ¡Rómpeles los dientes a los malvados! (v. 7). Cada uno de nosotros puede decir, cuando una multitud de vicios y concupiscencias nos atrae al pecado, a pesar de nuestra resistencia , Muchos son, SEÑOR, mis enemigos; muchos son los que se me oponen (v. 1) y, cuando la pérdida de la esperanza por la recuperación se infiltra sigilosamente, a través de la acumulación de vicios, como si estos mismos se burlaran del alma, o incluso, como si el Diablo y sus ángeles, a través de sus sugerencias venenosas estuvieran trabajando para hacernos desesperar, podemos expresar con gran verdad: Pero tú, SEÑOR, eres el escudo que me protege (v. 3).
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No me asustan los miles de escuadrones que me acosan por doquier (v. 6). Además de los enemigos que la iglesia universalmente ha tenido y tiene, cada uno de nosotros también tiene tentaciones; cuando estamos rodeados por ellas podemos decir: ¡Levántate, SEÑOR! ¡Ponme a salvo, Dios mío! (v. 7); es decir, hazme resucitar. ¡Rómpeles la quijada a mis enemigos! Está correcto, dentro del propósito determinado por Dios, orar esto en contra el Diablo y sus ángeles, quienes se enfurecen, no solo contra todo el cuerpo de Cristo, sino también contra cada uno en particular . ¡Rómpeles los dientes a los malvados! (v. 7). Cada hijo de Dios tiene a alguien que lo injuria, también tiene a los autores principales del vicio, que se esfuerzan por separarlo del cuerpo de Cristo; estos son el Diablo y sus ángeles. Pero, Tuya es, SEÑOR, la salvación (v. 8).
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Salmo 4 con Juan Calvino – Esperando en las promesas de Dios
Al comienzo del salmo, David ora a Dios para que lo ayude, inmediatamente después, dirige su discusión a sus enemigos, y confiando en la promesa de Dios, triunfa sobre ellos como un conquistador. Por lo tanto, nos enseña con su ejemplo, que siempre que estemos agobiados por la
adversidad o envueltos en grandes angustias, debemos meditar en las promesas de Dios. Por ellas se nos ofrece la esperanza de la salvación, para que, defendiéndonos con este escudo, podamos
Juan Calvino sobre el Salmo 4 “David testifica que, aunque le falten todas las demás cosas buenas, el amor paternal de Dios es suficiente para compensar la pérdida de todas ellas”.
superar todas las tentaciones que nos atacan. Con su oración, David testificó que cuando estuvo completamente privado de toda ayuda terrenal, la esperanza permaneció para él en Dios. Satisfecho solo con el favor de Dios, David afirma que no da ningún valor a los objetos que otros desean fervientemente. Los fieles, formándose una estimación baja de los bienes del presente, descansan solo en Dios. Por tanto, David sugiere que todos aquellos que desean disfrutar de prosperidad, pero no buscan el favor de Dios son necios. Al dejar de hacer esto, se dejan llevar por las diversas opiniones falsas que circulan. También, reprende otro vicio, concretamente, el de los ignorantes que se entregan por entero a los placeres y comodidades de la carne y se contentan con disfrutar solo de ellos, sin pensar en nada más elevado. También sucede, que mientras obtienen todo lo que desean, le son indiferentes a Dios, como si no tuvieran necesidad de él. David testifica que, aunque le falten todas las demás cosas buenas, el amor
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paternal del Señor es suficiente para compensar la pérdida de todas ellas. Éste, por tanto, es el punto: la mayoría de la gente busca con avidez los placeres y beneficios del presente; pero sostengo que la felicidad perfecta solo se encuentra en el favor de Dios. Este pasaje nos enseña que aquellos que, con plena resolución, no descansan enteramente enDios y encuentran satisfacción en él, son miserables, aunque tengan una abundancia desbordante de todas las cosas terrenales; mientras que, por otra parte, los fieles, aunque estén sumidos en muchas dificultades, son verdaderamente felices cuando no hay más motivo que éste: que sobre ellos resplandezca el rostro paternal de Dios, que transforma las tinieblas en luz.
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Salmo 5 con Agustín – Viendo a Dios Presta atención a mis súplicas, rey mío y Dios mío, porque a ti yo oro. Por la mañana, SEÑOR, escuchas mi clamor (vv. 2–3). El salmista comprende por qué no ve, porque aún no ha pasado la noche, es decir, la oscuridad que merecen nuestros pecados. Por eso dice, a ti yo oro ; es decir, porque tú, a quien ruego, eres tan poderoso, por la mañana, SEÑOR, escuchas mi clamor. Tú no puedes ser visto, dice, por aquellos de cuyos ojos aún no se ha disipado la noche de los pecados: cuando haya pasado la noche de mi error, y se hayan disipado las tinieblas que por mis pecados he traído sobre mí, entonces escuchas mi clamor . No debemos aferrarnos a las cosas terrenales, si queremos ser capaces de ver verdaderamente a Dios, que se ve con un corazón limpio. En cuanto a los impíos, sus ojos (es decir, sus mentes) son rechazados por la luz de la verdad, a causa de la oscuridad de los pecados que practican habitualmente, de modo que no son capaces de mantener el brillo del entendimiento correcto. Por tanto, incluso los que a veces ven, los que entienden la verdad, siguen siendo injustos; son retenidos por amor a aquellas cosas que los alejan del Señor. Llevan consigo su noche, no solo el hábito, sino incluso el amor a pecar. Pero si pasa esta noche, si dejan de pecar y este amor al pecado se aparta, la mañana amanecerá, para que no solo entiendan, sino que también se aferren a la verdad. Tú no eres un Dios que se complace en lo malo; a tu lado no tienen cabida los malvados. No hay lugar en tu presencia para los altivos, pues aborreces a todos los malhechores (vv. 4–5). Pero yo, por tu gran amor puedo entrar en tu casa; puedo postrarme reverente hacia tu santo Templo (v. 7).
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Salmo 6 con Gregorio de Nisa – Arrepentimiento Seguramente cuando consideramos la precisión del juicio venidero, donde incluso, el más insignificante de nuestros pecados de omisión será sometido a investigación, nos asustamos ante esa idea tan terrible, sin saber a dónde nos llevará el proceso del juicio en nuestro caso . . . Por esta razón, hablando como si ya estuviera sufriendo, el salmista representa las voces de los afligidos, a quienes lo que se está haciendo para castigar a los injustos parece transmitir ira y enojo. Él dice: No espero que la corrección de mis faltas ocultas se haga en mí, mediante los terribles castigos que proceden de esa ira. En cambio, por mi confesión, elijo experimentar de antemano el dolor de su ira. Aquellos que son castigados contra su voluntad experimentan un dolor que revela los aspectos ocultos de la anarquía. Aquellos que se arrepienten por su propia elección libre dan la bienvenida al castigo a través del arrepentimiento y exponen el pecado escondido en lo más profundo de sí mismos. . . . Sin embargo, el salmista muestra en el versículo nueve la buena esperanza de restauración que también surge del arrepentimiento, ya que inmediatamente, casi al mismo tiempo, habla de la reacción de Dios ante la rectificación. Al darse cuenta del placer del Señor en ello, proclama su gratitud en voz alta y se regocija en este regalo, diciendo: El SEÑOR ha escuchado mis ruegos; el SEÑOR ha tomado en cuenta mi oración (v. 9) .
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Salmo 7 con Juan Crisóstomo – Orando para ser escuchado
[David ora mientras es perseguido por Cus, un benjamita.] De lo contrario, me devorarán como leones; me despedazarán y no habrá quien me libre (v. 2). Ciertamente, había formado un ejército, y tenía un gran número con él; entonces, ¿por qué dice, sin nadie que me rescate? Porque ni siquiera considera el mundo entero como ayuda si no goza de la influencia de lo alto, ni piensa en la soledad, aun estando solo, siempre y cuando cuente con la ayuda de él. Por eso también dijo: “No se salva el rey por sus muchos soldados ni por su mucha fuerza se libra el valiente” (Sal 33:16). SEÑOR mi Dios, ¿qué es lo que he hecho? ¿Qué maldad hay en mis manos? (v. 3). Ésta debe ser nuestra preocupación, no simplemente orar, sino orar de tal manera que seamos escuchados. No basta con que la oración tenga el efecto deseado, a menos que la dirijamos a Dios. Porque el fariseo oró y no logró nada (Luc 18:10–14), y nuevamente los judíos oraron, pero Dios se apartó de ellos en su oración (Is 1:15); pues no oraron como deberían haber orado. Por eso fuimos invitados a hacer la oración que tuviera más probabilidades de ser escuchada. Lo sugirió también en el Salmo 6, rogando ser escuchado no incondicionalmente sino con la condición de que hiciera un esfuerzo propio. Ahora bien, ¿qué esfuerzo fue ese? Este: “Toda la noche inundo de lágrimas mi cama, ¡mi lecho empapo con mi llanto!”. Este: “Cansado estoy de sollozar”. Este: “Apártense de mí, todos los malhechores” (Sal 6:6–8). Todo esto conquista a Dios: lamentos, lágrimas, gemidos, separarse de los malvados, vivir con temor y temblor de juicio.
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Salmo 8 con Juan Crisóstomo – El cuidado de Dios por los humanos
¿Qué es el hombre para que en él pienses? ¿Qué es el hijo del hombre para que lo tomes en cuenta? (v. 4). Después de hablar de la creación en los primeros versículos del Salmo 8, el salmista inserta una referencia sobre el cuidado de Dios a los seres humanos. Esas declaraciones anteriores, aunque se hicieron sobre la raza humana; también tienen que ver con la providencia divina. Toda la creación, como ve, es para los seres humanos. Teniendo en cuenta todo el maravilloso cuidado y la formidable providencia de Dios, y los arreglos que puso en marcha para la salvación del hombre, se queda totalmente asombrado y maravillado de por qué nos consideró dignos de atención. Considere, después de todo, que todas las cosas visibles fueron por nuestro bien. Para nosotros, el diseño implementado desde los tiempos de Adán y Eva hasta su venida; para nosotros el paraíso, mandamientos, castigos, milagros, retribución, bondades según la Ley; por nosotros el Hijo de Dios se hizo humano. ¿Qué podría decir alguien del futuro que estamos destinados a disfrutar? Así que todas esas cosas pasan por su mente: ¿Qué debe hacer el ser humano para ser considerado digno de tan maravillosos privilegios? Es decir, si considera lo que se hizo y se está haciendo por nuestro bien, y lo que disfrutaremos después, se asombrará y verá claramente cómo los seres humanos son objeto de tanta atención por parte de Dios.
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Salmo 9 con Juan Crisóstomo – Confiando en Dios En ti confían los que conocen tu nombre (v. 10). En otras palabras, aquellos que le conocen, que conocen su apoyo y asistencia, confían en él como ancla suficiente, asistencia suficiente, torre segura, el que no solo promete alivio para nuestras aflicciones, sino que no nos permite alarmarnos por los problemas presentes. Las personas que están libres de preocupaciones humanas y dependen de la esperanza de lo alto, no solo se aseguran la más rápida liberación de los problemas, sino que ni siquiera se alarman ni perturban por ellos, pues son ayudados en su situación actual por esa esperanza eterna. De hecho, mayor que el dominio basado en el miedo es la seguridad basada en la confianza en Dios. Uno es humano, el otro divino e invencible. Sin embargo, si él no nos libera de los problemas de inmediato, esto también resulta ser una prueba para nosotros. Verá, aunque él es capaz de no permitir que le sucedan problemas, sí los permite para que le hagan más fuerte. Aunque es capaz de liberarle desde el principio, retrasa y pospone su liberación para aumentar su resistencia, ejercitar su esperanza y hacer que su confianza en él sea más ferviente. Su costumbre es no permitir que sufra dificultades hasta el punto de cansarle, ni que disfrute del alivio hasta el punto de rendirse. No pasa por alto el clamor de los afligidos (v. 12). Nótese una vez más la estima en la que se tiene a los afligidos. Ahora, él se refiere no simplemente a los necesitados, sino a los pobres de espíritu, como dice Cristo (Mat 5:3). Los
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humildes y contritos de corazón son escuchados cuando oran. En todas partes encontrará que la humildad es la base de la oración. El Señor está cerca de los contritos de corazón.
David ora constante mente. Aún liberado de los problemas y asegurado, no deja de orar de nuevo, Ten piedad de mí (v. 13) y ruega por beneficios futuros. Como ve,
Juan Crisóstomo sobre el Salmo 9 “Por eso, sobre todo después de haber sido liberado de los problemas, necesitamos la gracia
para hacer frente a los buenos tiempos con mayor facilidad”.
siempre necesitamos la providencia de Dios, pero especialmente cuando estamos libres de problemas. Sin problemas, enfrentamos una batalla más difícil: contra la indiferencia y la insensibilidad. Es entonces cuando el diablo viene acechando más agresivamente. Por eso, incluso luego de haber sido liberados de los problemas, necesitamos la gracia para hacer frente a los buenos tiempos con mayor facilidad. De ahí que la necesidad de ser precavidos sea más urgente cuando estamos libres de aflicciones. Por esta razón, a menudo encontrará que el éxito produce mayores problemas que el fracaso. Por eso el salmista dice en otro lugar: “Me hizo bien haber sido afligido, porque así pude aprender tus estatutos” (Sal 119:71).
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Salmo 10 con Juan Crisóstomo – La necedad del pecado
El malvado se dice a sí mismo: “Nada me hará caer jamás. Nadie me hará daño” (v. 6). ¿Ve la necedad? ¿Ve que la destrucción aumenta gradualmente? Los malvados son aplaudidos por sus pecados, alabados por sus malas acciones. Esta es la primera trampa, suficiente para hacer tropezar a quienes no la esperan. Por lo tanto, es necesario dar la bienvenida a aquellos que nos reprenden y corrigen en lugar de a aquellos que nos aplauden y adulan hasta el punto de la destrucción. Necesitamos lamentarnos profundamente por los pecadores, no aplaudirlos. ¿Ve la perversidad del mal, que no solo escapa a la acusación, sino que, incluso, resulta en celebración? Por su propia necedad aumentaron la maldad de las alabanzas, olvidaron el temor de Dios y sus juicios, olvidando también su propia naturaleza. Aquellos que olvidan los juicios de Dios, después de todo, pierden la conciencia de sí mismos. Llena está su boca de maldiciones, de mentiras y amenazas; bajo su lengua esconde maldad y violencia. Se pone al acecho en las aldeas, se esconde en espera de sus víctimas y asesina en emboscada al inocente. Cual león que acecha en su guarida, listo para atrapar al indefenso . . . (vv. 7–9). Entonces, ¿consideramos ricas a estas personas? ¿Ve su bancarrota moral y su crueldad? Bancarrota moral, porque codician los bienes de los pobres; crueldad, porque lejos de conmoverse por su situación, la empeoran cuando deberían estar ayudando. La justicia no les sigue de cerca, ya que Dios, en su longanimidad, los llama al arrepentimiento; pero cuando no sacan provecho de la longanimidad, entonces los castiga. Los agraviados, como ve, no sufrieron ningún daño, sino que salieron mejor y más visibles de sus penurias, emergieron mejores y más visibles de sus
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Orando los Salmos con Agustín y amigos
dificultades. Dios, por su parte, mostró su propia longanimidad al manifestar su moderación y paciente perseverancia, pero junto con la longanimidad también su poder e ingenio, porque cuando se superan a sí mismos, ese es el momento en que Dios los derrota. Al persistir en su obstinación, pagan la pena máxima. Entrar en razón no es una experiencia trivial para los que están acomodados.
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