Orando los Salmos con Agustín y Amigos
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Orando los Salmos con Agustín y amigos
Salmo 70 con Juan Casiano – Una oración para cada día Ésta, entonces, es la fórmula devocional que te proponemos como absolutamente necesaria para poseer una conciencia continua de Dios: ¡Ven, oh, Dios, a librarme! ¡Ven pronto, SEÑOR, en mi auxilio! (v. 1). Sin razón se ha seleccionado este versículo de entre toda la Escritura. Porque recoge todas las emociones que pueden aplicarse a la naturaleza humana y con gran corrección y exactitud se ajusta a cada condición y a cada ataque. Contiene una oración a Dios ante cualquier crisis, la humildad de una confesión devota, la vigilancia de la preocupación y del temor constante, la conciencia de la propia debilidad, la seguridad de ser escuchado y la confianza en una protección que siempre está presente y a mano. Porque quien invoca continuamente a su protector está seguro de que él siempre está presente. Contiene un amor y una caridad ardiente, una percepción de las trampas y el miedo a los enemigos. Al verse rodeado de ellos día y noche, uno confiesa que no puede ser liberado sin la ayuda de su defensor. Este versículo es un muro que no se puede escalar, una armadura que no se puede traspasar y un escudo muy fuerte para todos los que trabajan bajo el ataque de los demonios. No permite que los atribulados por la depresión y la ansiedad mental o aquellos consumidos por la tristeza pierdan la esperanza de un remedio salvador, mostrando que Aquel a quien se invoca está siempre pendiente de nuestras luchas y no se desentiende de quienes le oran. Advierte a los que gozamos de éxitos espirituales y estamos alegres de corazón, que nunca debemos enorgullecernos por nuestra buena fortuna, que no puede mantenerse sin la protección de
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