Orando los Salmos con Agustín y Amigos

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Orando los Salmos con Agustín y amigos

Salmo 89 con Juan Crisóstomo – Paciencia para los pecadores y severidad para los piadosos En efecto, Dios es bueno con todos, pero muestra su perseverante paciencia, especialmente, con los que pecan. Y si quieres escuchar una afirmación paradójica— paradójica porque no es normal, pero verdadera, por la gran fidelidad que revela—escucha. Dios parece ser severo con los justos, pero bueno con los pecadores, y rápido para perdonar. Restaura al que ha pecado y le dice: “Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes” (Zac 1:3). En otra parte, promete que la salvación está disponible con el arrepentimiento: “Tan cierto como que yo vivo, afirma el Señor y Dios, no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva” (Ezeq 33:11). A los justos les dice: “Si el justo se aparta de la justicia y hace lo malo y comete todas las abominaciones del malvado, ¿merece vivir? No, sino que morirá por causa de su infidelidad y de sus pecados, y no se tomará en cuenta ninguna de sus obras justas” (Ezeq 18:24). ¡Oh, tanta severidad hacia los justos! ¡Oh, perdón tan abundante hacia el pecador! encuentra tantos medios diferentes, sin cambiarse a sí mismo, para mantener a raya a los justos y perdonar al pecador, distribuyendo útilmente su rica bondad. Y presta atención cómo: si asusta al pecador que persiste en el pecado, lo lleva a la desesperación y al agotamiento de la esperanza. Si bendice al justo, debilita la intensidad de su virtud y le hace descuidar su celo, pues se considera ya bienaventurado. Por esta razón, es misericordioso con el pecador y atemoriza al justo. Porque es grande y portentoso sobre cuantos lo rodean (v. 7). ¿Y quiénes son ellos sino los santos? Dios es muy temido en la asamblea de los santos (v. 7). Si Dios ve a alguien que ha caído, le tiende una mano amorosa. Si ve a alguien que está

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