Orando los Salmos con Agustín y Amigos

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Orando los Salmos con Agustín y amigos

Salmo 137 con Juan Calvino – Justicia para los afligidos Durante el cautiverio babilónico terminó la adoración establecida en el templo, y el salmista se queja de las burlas del enemigo. El escritor de este salmo anuncia un juicio merecido sobre los edomitas y babilonios. Aquellos que verdaderamente temían a Dios no fueron tentados por los lujos de Babilonia a olvidar su herencia nativa. A pesar de sus penurias, reconocieron que merecían castigo. Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos al acordarnos de Sión (v. 1). Sus lágrimas expresan humildad y arrepentimiento, así como angustia. Recuerdan a Sión, lo que demuestra que no estaban fascinados con las ventajas mundanas de Babilonia, sino solo por la adoración a Dios. En los álamos que allí había colgábamos nuestras arpas (v. 2). Las orillas de los ríos de Babilonia estaban sembradas de árboles, pero esta sombra, por deliciosa que fuera, no podía disipar una pena demasiado profunda para permitir consuelo o refrigerio. Cuando se sentaban a la orilla del río, a la sombra de los árboles, era precisamente el lugar donde podrían haberse sentido tentados a tomar sus arpas y calmar sus penas con canciones; pero sus mentes estaban demasiado heridas por el descontento del Señor para engañarse a sí mismos con un consuelo tan vacío. SEÑOR, acuérdate de los edomitas el día en que cayó Jerusalén (v. 7). La venganza debía ejecutarse sobre las naciones vecinas que habían conspirado para destruir Jerusalén. Se especifica a Edom ya sea porque mostraron más odio y crueldad que el resto, o porque sus ataques no fueron tan fáciles de soportar, considerando que eran hermanos de los israelitas, descendientes de Esaú. Los israelitas habían perdonado la vida a los edomitas por orden de Dios (Deut 2:4). Por lo tanto, fue especialmente cruel por parte de los

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