Orando los Salmos con Agustín y Amigos
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Orando los Salmos con Agustín y amigos
Salmo 146 con Agustín – Esperanza para los oprimidos Alaba, alma mía, al SEÑOR (v. 1). Porque a veces, en medio de las dificultades y tentaciones de esta vida presente, lo queramos o no, nuestra alma se abate. Pero para eliminar estas angustias, el salmista nos sugiere el gozo, aunque todavía no lo hemos experimentado en la realidad, sino en la esperanza; y nos dice cuando estamos turbados y ansiosos, tristes y afligidos: Dichoso aquel . . . cuya esperanza está en el SEÑOR su Dios (v. 5). Que siempre mantiene la verdad. El SEÑOR hace justicia a los oprimidos (vv. 6–7). Él venga a los que sufren injustamente. Porque todo lo que sufres legítimamente no es injusto; no debes decir: He sufrido injustamente, porque he sufrido tal cosa en tal lugar, y tal cosa por tal razón. Considera si has sufrido injustamente. Los ladrones sufren muchas cosas, pero no sufren injustamente. Los malvados, los malhe chores, los ladrones de casas, los adúlteros, los seductores, todos ellos sufren muchos males, pero no hay injusticia en su sufrimiento. Una cosa es sufrir el mal; otra cosa es sufrir privaciones, o penas, o molestias, o castigos. Considera dónde estás; mira lo que has hecho; mira por qué estás sufriendo; y entonces verás lo que estás sufriendo. Considera lo que has hecho. Si has hecho bien, estás sufriendo mal; si has hecho mal, estás sufriendo bien.
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