Orando los Salmos con Agustín y Amigos

Capítulo 3: Salmos 39–59

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Salmo 52 con Aquino – Apartándose del pecado y acercándose a Dios En la justificación, dos cosas son necesarias: específica mente, apartarse del pecado y convertirse a Dios. Y de esta forma, existen dos cosas en el pecado, como opuestos; es decir, alejarse de Dios y volverse hacia el pecado. . . . Primero, indica la maldad de los pecadores; en segundo lugar, indica las cosas malas que hacen los pecadores. . . . Entonces, este salmo se divide en dos partes. En la primera parte, relata la maldad del pecador, que se aferra a la iniquidad. En la segunda, relata la justicia del pueblo santo, de esta manera: Pero yo soy como un frondoso olivo (v. 8). En cuanto a la primera, hace dos cosas. Primero, habla de la culpa del pueblo malvado. Segundo, de su castigo, de esta forma: Pero Dios te arruinará para siempre (v. 5). Pero, es necesario saber, que en el hombre que se aferra al pecado, tres cosas siguen en orden. La primera, es deleitarse en el pecado. La segunda, es penar en el pecado: pues pensamos en aquellas cosas en las que nos deleitamos. La tercera, es el gloriarse por la parte que jugó al cometer el pecado. Pues uno se alegra con toda naturalidad cuando hace lo que ama. Procede, por tanto, de este modo, del último al primero, de la gloria de las personas malvadas en el acto del pecado. Segundo, del pensamiento acerca del pecado, de ahí, todo el día. Tercero, del amor al pecado, por eso, has amado . . . . Los justos verán (v. 6). Este es el fruto del castigo que se establece. Pues Dios castiga aquí, y asigna los castigos según su utilidad para los justos. Primero, según el temor del castigo, y por esta razón, el miedo. Y esto puede referirse metafóricamente a la condición de la vida presente, en la que los justos temen al tener reverencia a Dios, y caen de la

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