Pelea La Buena Batalla de la Fe
Lección : La resistencia que mostramos •
Sin embargo, las Escrituras nos aseguran que esta fue la manera cómo Cristo aprendió sus lecciones: “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (Heb. 5:7-8). ¿Cómo el ejemplo de Cristo nos puede proporcionar esperanza al aprender a soportar pacientemente nuestros propias pruebas particulares en nuestro peregrinaje de la fe? En la última sesión ( El equipo que utilizamos ) aprendió sobre las armas de nuestra milicia. En esta sesión se le anima a desarrollar la perseverancia y la resistencia en la buena batalla de la fe. Para soportar algo, no debemos huir de él. Debemos determinar en nuestros corazones seguir un curso de acción que es consistente con lo que creemos y sabemos. No hay que rendirse o darse la vuelta. Incluso si se pone dif ícil, preocupante y desalentador, preparamos nuestras mentes para continuar, para seguir adelante, confiando en la promesa de Dios y esperar su liderazgo y fortaleza. La perseverancia es, pues, una especie de santa testarudez, la negativa a autorizar a las pruebas y situaciones a que nos desalienten para que demos la espalda a nuestra fe. La perseverancia dice, “No importa qué, pero no voy a abandonar mi compromiso con el Señor”. A través del ánimo de otros creyentes, la oración en el Espíritu Santo, y la creencia en las promesas de Dios, podemos seguir adelante en alcanzar nuestras metas en Cristo. Podemos honrar nuestro compromiso con el Evangelio y el Reino de nuestro Señor Jesucristo resucitado sólo si perseveramos. Podemos ganar, si no nos damos por vencidos. La perseverancia de la buena batalla de la fe, por lo tanto, se puede ilustrar con el ejemplo de los soldados, atletas, y los agricultores (2 Tim. 2:1-8). Los soldados deben aprender a soportar las dificultades, a menudo prescinden durante largos períodos de tiempo, estando fatigados o cansados, o estar en peligro. Los atletas entrenan bajo todo tipo de condiciones meteorológicas y, se desaf ían a sí mismos, incluso cuando están cansados y adoloridos. Los agricultores esperan pacientemente la cosecha, a pesar de que ellos no pueden controlar los elementos y las condiciones del clima y los cultivos. Como estos ejemplos, así nosotros tenemos que soportar. Debemos estar dispuestos a probar cosas y fracasar, y aún intentarlo de nuevo, sabiendo que en última instancia, la batalla es del Señor. Podemos sembrar semillas, ser pacientes, y aprendemos a esperar en el Señor. Si lo hacemos, Dios traerá la cosecha a su debido tiempo.
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