Pelea La Buena Batalla de la Fe

Lección : La excelencia que mostramos • 

d. ¿Qué clase de virtudes debemos cultivar, ahora que somos el pueblo escogido de Dios (vrs. 11-17)? 7. La gracia de Dios nos enseña en cómo vivir y hacer buenas obras, mientras nos preparamos para la segunda venida de Cristo. Lea Tito 2:11-14. Llene los espacios en blanco. a. La gracia de Dios trayendo salvación nos enseña a renunciar ________________________ y a vivir _______________________ vidas mientras esperamos por nuestra bendita esperanza. b. Jesús se entregó así mismo por nosotros para redimirnos de ________________________ y purificar a un pueblo de su posesión, celoso de ______________________________. Como amados hijos de Dios por la fe en Jesucristo, estamos llamados a ser imitadores de Dios, a ser como nuestro Señor, y a cuidar a otros en amor. Somos, por así decirlo, sus miembros aquí en este mundo, como si él estuviera viviendo a través de nosotros, aquí en la tierra. Como tal, estamos llamados a ser “santos” (los santos) de Dios, hechos justos a través de la fe en Jesús. Se nos ha apartado para vivir vidas que sean puras y santas ante el Señor. Hemos de ser santificados (apartados para posesión y uso de Dios), con el fin de mostrar y decir a otros que pertenecemos a Cristo, y que ellos también pueden ser transformados por el mismo Evangelio que nos ha transformado. En verdad, Dios no nos ha invitado a vivir en la impiedad y la impureza, sino en santidad y justicia. Además de ser llamados a ser santos, también hemos sido hechos embajadores de Cristo, representando a Jesús y el Reino de Dios en nuestras relaciones y nuestra conducta. Somos agentes del Reino, ciudadanos del reino celestial de Dios, y como tales, hemos sido facultados a efectuar el llamamiento de Dios a otros en su nombre. Debemos tener cuidado de hacerlo con claridad, excelencia y firmeza. Tanto en palabra y obra anunciamos a Jesús de Nazaret como Señor y Cristo, el Rey que viene del mundo. A través de nuestras presentaciones del evangelio ofrecemos vida en su nombre a todos los que quieran arrepentirse y creer, y a través de nuestra demostración de amor y las buenas obras mostramos lo que es el Reino. A través de nuestros actos, jugamos una versión piadosa de “muestra y dí” todos los días ante nuestra familia, amigos y vecinos, revelándoles lo que significa estar en el Reino de Dios. Nadie puede ser un santo y un embajador de Cristo por su propia fuerza y voluntad. Cristo vive en nosotros por el Espíritu Santo, y lo podemos representar sólo a medida que caminamos con él. Al depender de Cristo, para que lo podamos representarlo bien.

Resumen

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