Plantando iglesias entre los pobres de la ciudad: Una antología de recursos de plantación de iglesias urbanas Volumen 2 - Imprimible

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Líder de adoración efectiva Rev. Dr. Don L. Davis

El llamado especial al ministerio de alabanza y adoración La alabanza que triunfa no es meramente ocasional o espasmódica alabanza, alabanza que fluctúa con estados de ánimo y circunstancias. Es continua alabanza, alabanza que es una vocación, una forma de vida. “Bendeciré [alabaré] al Señor en todo tiempo; Su alabanza estará siempre en mi boca (Sal. 34:1). Bienaventurados los que habitan en tu casa; ellos estarán todavía [siempre] alabándote” (Salmo 84:4). Se ha señalado que en el cielo la alabanza es tan importante que constituye la ocupación total de un determinado orden de seres (Ap. 4:8). Dios dio al Rey David cada revelación de la importancia y el poder de la alabanza sobre la tierra que, siguiendo el modelo celestial, ¡él apartó y dedicó un ejército de 4 mil levitas cuya única ocupación era alabar al Señor! (1 Cr. 23:5). No hicieron nada más. Uno de los últimos actos oficiales del rey David antes de su muerte fue la organización de un programa formal de alabanza. Cada mañana y cada tarde un con tingente de estos 4 mil levitas estaba comprometido en este servicio. “Y tener la posibilidad cada mañana de agradecer y elogiar al Señor, e igualmente por la tarde”, (1 Cr. 23:30). Para vergüenza y fracaso de la Iglesia, la significación de la alabanza masiva que contiene la Palabra ha sido largamente pasada por alto. Para ser más efectiva, entonces, la alabanza debe ser masiva, continua, un hábito fijo, un trabajo a tiempo completo, una vocación diligentemente perseguida, una total manera de vida. Este principio es enfatizado en el Sal. 57:7: “Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto; Cantaré, y trovaré salmos”. Esto sugiere un premeditado y predeterminado hábito de alabanza. “Mi corazón está DISPUESTO”. Este tipo de alabanza depende de algo más que una euforia temporal.

~ Paul Billheimer. Destined for the Throne . (Destinado para el trono). págs. 121-22.

I. El propósito centrado en el Dios exaltado, Sal. 150:5; Ap. 4:11; Sal. 29:1-2

A. “¡Por eso le alabamos, por eso cantamos!”

1. Para expresar nuestro gozo en Dios en el Espíritu Santo

2. Para conocer la gracia de Dios en la persona de Jesucristo

3. Para experimentar la presencia de Dios