Plantando iglesias entre los pobres de la ciudad: Una antología de recursos de plantación de iglesias urbanas Volumen 2

P ARTE II: E L EQUIPO DE HERRAMIENTAS DE PLANTACIÓN DE IGLESIAS • 263

Una de nuestras fuentes más ricas para la transformación y una fe renovada y discipulado reside en nuestra recuperación de la Gran Tradición, es decir, esas doctrinas, prácticas y estructuras empleadas por la iglesia antigua que buscaron dar expresión a la verdad sobre Jesucristo. La fe y práctica de la antigua iglesia sirve como fuente autoritativa de todas nuestras varias prácticas denominacionales cristianas. En términos de tiempo, la Gran Tradición puede ser medida desde el período entre el tiempo de Cristo y la mitad de la quinta centuria. Esta “tradición descansa detrás de todas las expresiones cristianas particulares” buscadas para articular fielmente, expresa y defiende la tradición apostólica en su adoración, enseñanza y experiencia. La Gran Tradición precede a toda asociación específica y énfasis confesionales, y representa la fundación de todo el pensamiento cristiano contemporáneo válido y práctico. Como una iglesia con pasión fortalecida por la presencia de Cristo resucitado, la antigua iglesia soportó los retos de cisma, herejía, paganismo, dominación imperial, inmoralidad social y engaño gnóstico. Los primeros cristianos articularon una fe que resumió y defendió la doctrina de los apóstoles y estableció las estructuras de la adoración que llevó a sus miembros (muchos de ellos eran personas pobres y oprimidas) a una esperanza de vida y la presencia de Cristo. Gobernándose según un consejo o la visión de líderes que juraron lealtad al Señor Jesucristo, la iglesia antigua definió la espiritualidad en términos de gente de Dios que vuelve a vivir, recrea y encarna la vida y el trabajo de Jesús en el bautismo en Cristo ( catechumenate ), el ritmo de la celebración del día del Señor, la práctica del año cristiano y una espiritualidad compartida celebrada en común entre las iglesias. En lugar de sucumbir a las presiones sociales, estos creyentes vivían una fe que les permitió representar dignamente el reino de Dios en su tiempo, y sentar las bases y ejemplo a seguir por todos nosotros hoy. Por esto, nosotros estamos convencidos que una recuperación fundamental de la Gran Tradición puede mejorar nuestra capacidad hoy para dar testimonio del Reino en una sociedad agitada y perdida. Nuestra recuperación de la tradición no afirma ingenuamente que la Iglesia primitiva estuvo sin problemas, tampoco somos partidarios de un nostálgico volver a hacer lo que hicieron de un forma primitiva e irreflexiva. Nuestro tiempo es nuestro tiempo; más bien, tratamos de aprender de la Gran Tradición para cumplir nuestros retos en esta apremiante hora. Estoy convencido que el redescubrimiento de esta tradición puede capacitar a los líderes urbanos y sus congregaciones a resistir las tentaciones de nuestro tiempo y ayudarles a mantener la esperanza y el coraje frente al mal social y espiritual. Sobre todo, abrazando la Gran Tradición permite a todos nosotros que amamos a

Made with FlippingBook Ebook Creator