Plantando iglesias entre los pobres de la ciudad: Una antología de recursos de plantación de iglesias urbanas

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B. La Iglesia se destaca en la misión urbana como el anticipo y trofeo del Dios de la salvación en Cristo.

Ef. 3:10 – para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales. 1. En la Asamblea de los fieles, hacemos la Gran Confesión : Jesucristo es Señor para la gloria de Dios Padre, Flp. 2:5-11. (Comp. Flp. 2:9-11 – Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.) 2. En el cuerpo de creyentes, nosotros obedecemos el Gran Mandamiento : Amar a Dios con todos nuestros corazones y a nuestros semejantes como a nosotros mismos, Mt. 22:37-40 – Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. 3. En la comunidad de discípulos, nosotros llevamos a cabo la Gran Comisión: Id y haced discípulos en todas las naciones, Mt. 28:18-20 – Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

C. La Iglesia se destaca en la misión urbana como agente y embajadora de Cristo y de su Reino .

2 Cor. 5:20 – Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 1. Solo a la Iglesia se le ha dado la responsabilidad de hacer justicia, amar misericordia en el nombre de Cristo, Mi. 6:8; comp. 1 Ped. 2:9-10.