Plantando iglesias entre los pobres de la ciudad: Una antología de recursos de plantación de iglesias urbanas

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visión de la iglesia. Hesselgrave afirma, “Si, por ejemplo, una persona invierte energía, dinero y tiempo en algo, su valor percibido sube en consecuencia a pesar de que el valor intrínseco no cambia”. 139 Esta “psicología de valor” es una razón adicional que debemos animar a los miembros a invertir en la iglesia a la medida de sus posibilidades. Cuanto más dan más se va a valorar la iglesia. Establecimiento de una red financiera El apóstol Pablo enseñó el principio de igualdad y el apoyo mutuo entre las iglesias que él plantó: No se trata de que otros encuentren alivio mientras que ustedes sufren escasez; es más bien cuestión de igualdad. En las circunstancias actuales la abundancia de ustedes suplirá lo que ellos necesitan, para que a su vez la abundancia de ellos supla lo que ustedes necesitan. Así habrá igualdad (2 Corintios 8:13-14, NVI). Hay un lugar para los cristianos y las iglesias suburbanas para apoyar financieramente una nueva plantación de iglesias en el interior de la ciudad, pero se debe tener cuidado de evitar la dependencia. La iglesia emergente debe pagar por la totalidad de sus propias operaciones esenciales, incluidos los costos salariales del pastor y los programas ministeriales. El apoyo financiero externo es la mejor opción para proporcionar recursos y apoyar cosas tales como la educación formal para los pastores en entrenamiento, becas para campamentos de verano para jóvenes, programas de despensa de alimentos, etc. Las iglesias de apoyo deben ser animadas a las iglesias a dar, pero su contribución debe ser canalizada para pagar por los servicios de las iglesia para que pueda vivir sin los fondos externos cuando se agoten. Administre el dinero Al principio los plantadores de iglesias gestionan los fondos necesarios para determinar los compañerismos de discipulado. Una vez que comienza la celebración, los líderes aprendices deben estar capacitados para establecer un presupuesto y administrar el dinero de la iglesia.

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139 Hesselgrave (1980), pág. 339

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