Practicando el Liderazgo Cristiano, Libro de Notas del Estudiante, SW11
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P R A C T I C A N D O E L L I D E R A Z G O C R I S T I A N O
El líder cristiano desafía al pueblo de Dios a permanecer fiel en su discipulado en Jesucristo, exhortándole a seguir el propósito de edificación. La exhortación piadosa está amparada por el ejemplo personal, dada con gracia, basada en el fundamento de Cristo y la Escritura, y respaldada con la satiduría del Espiritu Santo. Si bien nuestra posición delante del Señor (nuestro permanecer) no corre peligro a causa de nuestra fe, nuestro diario caminar con Él y con nuestros hermanos (nuestra condición) está sujeto a cambios dependiendo de nuestra obediencia a Dios. Debemos ser enseñables para que nuestra condición sea coherente con nuestra posición en Cristo. Debemos evitar problemas asociados con una exhortación pobre, problemas de orgullo, la micro-gerencia y el legalismo. El líder cristiano está encargado de guiar el proceso de disciplina a los miembros del pueblo de Dios que han retrocedido o se han alejado, con el propósito de restaurarles a una comunión completa en el cuerpo. La disciplina es la manera que Dios tiene para proteger a Su pueblo, restaurando al caído a una comunión completa; por esta razón nunca debe ser utilizada para avergonzar, condenar o culpar a otros. La condenación no tiene conexión con la disciplina; la disciplina es para restaurar al cristiano a la comunión con Dios y la iglesia, a causa de que su condición o estado ha caído momentáneamente en pecado. La iglesia es disciplinada para prevenir el pecado, para corregir un pecado existente, para vindicar a una persona erróneamente acusada y para instruir a la iglesia en las características de la santidad de Dios. Mateo 18 nos provee claramente el procedimiento que los creyentes deben tomar al confrontarse con una situación seria (e.d., donde sea necesario que la sana doctrina quede definida, la santidad del cristiano se afirme y se demuestre la integridad de Cristo). Al practicar la disciplina espiritual, debemos estar atentos para no caer en el orgullo ni en los prejuicios, es por eso que debemos verificar todas las acusaciones por lo menos de la boca de dos o tres testigos y ejercer la autoridad pastoral en los casos más serios.
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