Practicando el Liderazgo Cristiano, Libro de Notas del Estudiante, SW11

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P R A C T I C A N D O E L L I D E R A Z G O C R I S T I A N O

“Únicamente el pastor es capaz de manejar este tipo de cosas”.

En una iglesia donde el pastor ejerce una amplia y piadosa autoridad, se desató un gran desacuerdo entre dos miembros de la misma. Fue lo bastante severo como para ser causa de división en la iglesia, ya que ambos miembros son populares y tienen papeles de importancia en la iglesia. Mientras que uno de ellos maneja este asunto en forma privada y confidencial, el otro insiste que “algo de esta magnitud” necesita ser llevado al pastor. Después de ser discutido en varias ocasiones, no se ha resuelto este dilema. El pastor, el cual es un hombre piadoso y un estimado hermano, no conoce nada de esta situación. ¿Qué consejo daría a aquel que quiere ir al pastor con esta problemática? En un importante debate de un retiro de mujeres, una hermana conocida en la iglesia por llevar una vida santa, compartió su reciente frustración con la enseñanza en la iglesia. Ella dijo, “en un esfuerzo por comunicar el amor y la gracia de Cristo al perdido, temo que nuestra iglesia haya perdido su compromiso de vivir como pueblo santo delante del Señor. Creo que hemos sido llamados a la santidad, y toda persona que dice de manera consistente que no está dispuesto a obedecer a Cristo no puede llamarse creyente. ¿Qué acerca de Primera Juan? ¿Qué acerca de Hebreos? ¿Qué acerca de lo que nuestro Señor dice en el Sermón del Monte? ¿No estamos declarando que pertenecemos a Cristo y al mismo tiempo rehusamos hacer su voluntad, aun en los asuntos pequeños? Si continuamos con este tipo de enseñanza, creo que mucha gente puede ser engañada, pensando que pertenecen al Señor, cuando en realidad no son de Él”. Si hubiera escuchado sus comentarios, ¿qué hubiera dicho en respuesta al anhelo de esta hermana de ocuparse de la santidad que tenemos delante de Dios? Una estimada hermana de nuestra congregación, en los últimos diez meses cayó en inmoralidad al juntarse con un hombre no cristiano. Endurecida y sin disposición a quebrantarse, esta estimada hermana resistió cualquier consejería que pretendía restaurar su comportamiento. En las últimas semanas ha experimentado muchas situaciones difíciles. Recientemente dejó su trabajo, su auto fue robado (y devuelto), y hasta ahora no ha hallado otro trabajo. Su relación con su novio no creyente se arruinó, se encuentra muy deprimida y su salud se ha deteriorado (migrañas). Si bien muchos dicen que estos acontecimientos pueden ser una disciplina del Señor, otros sienten que esta visión de Dios convierte a nuestro Señor en un juez cruel y no el Padre amoroso que es para nosotros. Cuando el esfuerzo por alcanzar a los incrédulos se pasa del límite La mano disciplinadora del Señor está sobre ella

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