Practicando el Liderazgo Cristiano, Libro de Notas del Estudiante, SW11
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P R A C T I C A N D O E L L I D E R A Z G O C R I S T I A N O
Contrariamente a la alegría de las primeras fases de la vida, sería muy triste ver a un niño quedarse en una infancia perpetua. ¿Puede imaginar a alguien siendo bebé por 15 años, a alguna persona alimentándose del pecho de su madre por 20 años, o alguien que no sepa usar el inodoro a los 45 años de edad? Lo que es comprensible y aceptable a los 2 meses ya no es aceptable a los 2 años y es considerado escandaloso a los 12 años. La mayoría de nosotros, cuando somos sorprendidos haciendo alguna cosa que no corresponde a nuestra edad, hemos escuchado de nuestros padres este dicho, “¡Actúa según tu edad!”. Esto significa que el crecimiento es de gran importancia; no deberíamos actuar como bebés cuando somos niños, o comportarnos como adolescentes cuando somos adultos. Ciertamente, una persona saludable no permanecerá en sus etapas de infancia y niñez; sino que se desarrollará y madurará, desechando ciertos modales y dando lugar a otros de mayor madurez. Pablo reta a los efesios a dejar de ser niños, y no dejarse manipular por cada una de las ideas y nociones extrañas, creyendo en cualquier viento de enseñanza extraña o mentira. La meta de la vida cristiana es la madurez, crecer según la medida de la estatura del Señor Jesús. El deseo de Dios es moldearnos a todos conforme a la madurez de Cristo, esto es posible a través de un adecuado funcionamiento del cuerpo de Cristo. Ninguno de nosotros es capaz de madurar solo; crecemos a medida que cada coyuntura y ligamento le provee al cuerpo lo necesario para la edificación del mismo, a través del amor mutuo que se manifiesta. El llamado de Dios en Cristo sobre su vida es a que crezca, madure y sea completamente adulto, pareciéndose más y más a su Hijo. Francamente, es aceptable y comprensible ser un bebé espiritual los primeros meses, pero es absolutamente inapropiado quedarse allí. La voluntad de Dios es que crezca “para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Ef. 4.14-15). “¡Actú según su edad!” ¡Amén!
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Luego que recite y/o cante El Credo Niceno (localizado en el Apéndice), ore así:
El Credo Niceno y oración
Dios, por medio de nuestro bautismo en la muerte y resurrección de tu Hijo Jesucristo, tú nos has rescatado de nuestra vana manera de vivir. Concédenos, habiendo nosotros nacido de nuevo a una vida nueva en Cristo, que podamos vivir en justicia y santidad cada día de nuestras vidas; a través de nuestro Señor Jesucristo, quien vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un Dios, ahora y para siempre. Amén. ~ Episcopal Church. The Book of Common Prayer and Administrations of the Sacraments and Other Rites and Ceremonies of the Church, Together with the Psalter or Psalms of David. New York: The Church Hymnal Corporation, 1979. p. 254.
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