Practicando el Liderazgo Cristiano, Libro de Notas del Estudiante, SW11

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P R A C T I C A N D O E L L I D E R A Z G O C R I S T I A N O

Consolidando a sus hermanos

Devocional

Lea Lucas 22.31-34. “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os a pedido para zarandearos como a trigo; [32] pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”. [33]Él le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte”. [34] Y él le dijo: “Pedro, te digo que el gallo cantará hoy antes que tú niegues tres veces que me conoces”. ¿Puede imaginarse en esta situación vergonzosa, angustiante y horrorosa, donde el Señor le dice que antes que el gallo cantase lo traicionaría? Debe entender que más allá del dolor que Pedro sufrió luego de negar al Señor, lo que más le pesaba era la culpabilidad y repugnancia que sentía hacia sí mismo, además de su terrible desesperación. Pero el Señor proveyó para la restauración de este traidor, el cual regresó como el gran apóstol. Jesús, sabiendo por lo que pasaba su discípulo, le instruyó en su camino luego de que Pedro fue restaurado de su terrible condición de culpabilidad y condenación. Jesús no sólo ratificó su traición, sino su regreso, es por este motivo que exhorta a Pedro diciendo “y una vez vuelto, confirma a tus hermanos”. Jesus no colmó de condenación a Pedro, ni mantuvo la recriminación contra él. Además, rechazó la oportunidad de avergonzarle por su cobardía y engaño. Lo que sí hizo fue exhortarle al pedirle que confirmase a sus hermanos . Jesús es un claro y convincente ejemplo del poder y el significado de la restauración luego de la caída. No debemos avergonzar, menospreciar, insultar o condenar a quienes disciplinamos. Más bien, el propósito de la restauración del hermano caído es que esta experiencia pueda fortalecerle para ayudar a los hermanos que están propensos a caer. Debemos ser conscientes que nuestro Sacerdote Supremo es alguien que simpatiza con las debilidades y tribulaciones de la gente, siendo nuestro abogado delante del Señor. El hombre o la mujer de Dios debe comprender el poder de restaurar y tener una gracia bondadosa con el fin de ser cortés. No estamos diciendo aquí que el líder cristiano deje de poner orden por considerar mal la maravillosa misericordia de Dios. Sino que cada líder cristiano debe conocer en su corazón la gracia y cuidado que Cristo tiene por él, con el propósito de que sea instrumento para obrar en otros. No debería jamás dejar de asombrarnos la incomparable gracia de nuestro Señor resucitado, su bondad al cuidar de nosotros, incluso cuando no lo merecemos, y la restauración que ha hecho en nuestras vidas con el propósito de que seamos instrumentos afinados para cuidar de nuestros hermanos y hermanas, al igual que Él cuidó de nosotros. Semejante es el milagro de amor que Dios hizo a través de Jesucristo. “Y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”.

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