Raíces Sagradas
V i v i r l a V i d a B a u t i z a do
En Navidad, todos los creyentes del mundo celebran el nacimiento del Mesías en Belén, el Señor Jesucristo. Juntos podemos afirmar que Jesús fue y es el unigénito Hijo de Dios, el Verbo hecho carne y el hijo humano de la virgen María. En él vemos el amor de Dios revelado a toda la humanidad. Él es el misterio de Dios que hace que los corazones rotos se maravillen y regocijen. Este niño cumpliría la profecía de un Salvador que, al morir y resucitar, conquistaría al enemigo mortal de la humanidad, el diablo, nos liberaría de la esclavitud del pecado y la maldición, y restauraría la creación bajo el reinado de Dios. “¡Al mundo paz, nació Jesús; nació ya nuestro Rey!” La fiesta de la Epifanía, celebrada el 6 de enero, conmemora la venida de los Magos, quienes revelan la misión de Cristo al mundo. Luego, la estación completa de la Epifanía, enfatiza la forma en que Cristo se reveló al mundo como el Hijo de Dios (Lc. 2:32; Mt. 17:1-6; Jn. 12:32). La Epifanía reconoce a Jesús como la luz de los gentiles, el que fue encontrado milagrosamente por los Magos, quienes siguieron la estrella en la búsqueda del niño Jesús. Su búsqueda y descubrimiento simbolizan a Jesús como la gloria de su pueblo Israel y la luz que brilla en la oscuridad, dando luz a las naciones y ofreciendo vida y redención al mundo. La luz de la salvación de Dios se revela a todos los pueblos en la persona de Jesús, el Hijo de Dios. La Estación después de la epifanía: La manifestación de Cristo
Dos conmemoraciones se observan durante el período de “tiempo ordinario” 9 durante la estación que sigue a la Epifanía:
• El bautismo del Señor : La conmemoración del bautismo del Señor, celebra y recuerda el bautismo de Jesús por Juan el Bautista al inicio de su
9 “La palabra ‘ordinario’ aquí no significa ordinario en el sentido normal. ¿Recuerda los números “ordinales”–primero, segundo, tercero? A eso se refiere ‘ordinario’ aquí. El número de domingos al año fuera de las estaciones especiales. Sin embargo, no nos trae a la mente ninguna imagen de la forma en que otras estaciones lo hacen. De hecho, los domingos del tiempo ordinario no caen todos en el mismo período del año. Para entender el tiempo ordinario, tenemos que entender el año litúrgico en su conjunto. Tenemos que recordar el significado esencial de todas las otras estaciones y luego pensar en los ritmos del tiempo”. Dan Connors, The Liturgical Year. Mystic , CT: Twenty-Third Publications, 2005, p. 39.
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