Raíces Sagradas
Historia e identidad ( nuestro patrimonio común ). Nuestros movimientos de plantación de iglesias deben basarse en la Gran Tradición y, al mismo tiempo, identificarse dentro del cuerpo de la Iglesia que comparte una identidad e historia común que todos abrazan, sin importar su cultura u origen étnico. Membresía y pertenencia ( nuestra disciplina común ). Nuestros movimientos de plantación de iglesias deben basarse en presentaciones evangélicas e históricamente ortodoxas del evangelio, que resulten en conversiones a Jesucristo e incorporación dentro de las iglesias locales sólidas y saludables. Teología y doctrina ( nuestra fe común ). Nuestros movimientos de plantación de iglesias deben basarse en una teología común y en una educación cristiana (catecismo) que reflejen una fe común enraizada en la Gran Tradición. Culto y la liturgia ( nuestra adoración común ). Nuestros movimientos de plantación de iglesias deben compartir una himnología, liturgia, simbología y formación espiritual que les permita adorar y glorificar a Dios, y que los rete a contextualizar la fe en formas que atraigan y gusten a la población urbana. Convocatoria y asociación ( nuestra asociación común ). Nuestros movimientos de plantación de iglesias deben tratar de conectar, vincular y asociar entre sí las congregaciones y líderes dentro de nuestros movimientos, mediante una comunicación regular, comunión y cooperación en la misión. Ministerios de justicia y apoyo ( nuestro servicio común ). Nuestros movimientos de plantación de iglesias deben demostrar el amor y la justicia del Reino en la ciudad, en formas prácticas que permitan a sus congregaciones amar a sus vecinos así como se aman a sí mismos. Recursos y finanzas ( nuestra administración común ). Nuestros movimientos de plantación de iglesias deben manejar sus asuntos y recursos financieros con políticas inteligentes, racionales y reproducibles, que permitan el buen manejo de nuestro dinero y nuestros bienes.
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