Teología de la Iglesia, Libro de Notas del Estudiante, SW03
T E O L O G Í A D E L A I G L E S I A
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II. Las marcas de la Iglesia Reformada: ”La Iglesia existe donde la Palabra se predica correctamente, los sacramentos se administran correctamente, y la disciplina se ordena correctamente“. Los teólogos de la Reforma en el siglo XVII argumentaron a favor de la doctrina clásica de la salvación por gracia, a través de la sola fe y la suficiencia del poder salvador de Jesucristo. Ellos escribieron extensamente también sobre la naturaleza de la Iglesia verdadera, y afirmaron tres cosas esenciales: “La Iglesia existe donde la Palabra es predicada correctamente, los sacramentos son administrados correctamente, y la disciplina es aplicada correctamente”.
Una vez que la Biblia ha sido constituida como la Escritura de la Iglesia, se convierte en su suprema autoridad escrita dentro de ella, y no encima o aparte de la Iglesia. Todas las cosas en la Iglesia son juzgadas por la Biblia. Nada en la Iglesia puede contradecirla. Todas las cosas en la Iglesia deben ser bíblicas. Para que la Iglesia pueda ser la realidad de la Biblia como el testimonio escriturario de si misma. ~ Thomas Hopko, citado en Theodore G. Stylianopoulos. El Nuevo Testamento: Iglesia, debe ser totalmente fiel y expresiva a la
A. La primera marca de la Reforma sobre la Iglesia verdadera es que “la Palabra se predique correctamente”.
1. Esta marca está relacionada con la idea de la Reforma de la sola Scritura . Esta doctrina sugiere que el magesterium , credo, o concilio no puede ejercer autoridad final sobre la fe y práctica de la Iglesia en cuanto a la Escritura. La Palabra de Dios es nuestra única regla infalible de fe (lo que nosotros creemos) y práctica (lo que estamos llamados a hacer).
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2. Alimentar y enseñar el consejo total de la Palabra de Dios es el deber tanto de los creyentes como de los líderes de la iglesia. La Escritura debe tener prioridad en la vida y práctica de la iglesia.
Una perspectiva ortodoxa. Vol. 1. Brookline,
3. La afirmación sola Scritura (solo la Escritura), por supuesto, no significa que no debiéramos consultar a la tradición de la Iglesia, o ignorar el rol que el Espíritu Santo desempeña en el entendimiento de la enseñanza de la Biblia. No es lo uno o lo otro, sino ambas.
Massachusetts: Holy Cross Orthodox Press, 1997. pp. 55-56.
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