Asuntos al frente

60 • A SUNTOS AL FRENTE : L ECTURAS PREVIAS PARA LA E SCUELA DE PLANTACIÓN DE IGLESIAS URBANAS E VANGEL

7. Cruce las barreras raciales, de clase, de género y de idioma. El alma de la plantación de iglesias transculturales está siendo guiada y fortalecida por el Espíritu Santo y por la conducción de Jesús de cruzar barreras para ganar y discipular a las personas en la Iglesia. En otras palabras, plantar iglesias en la ciudad implicará desarrollar estrategias oportunas e inteligentes para identificar las barreras a las que se enfrentan los habitantes de la ciudad al escuchar las buenas nuevas y hacer planes específicos para trascender estas barreras a fin de que los miembros de una población blanco y específica puedan escuchar el evangelio comunicado en su propio idioma nativo y tener la oportunidad de crecer y madurar en Cristo en sincronía con su propia gente y cultura y en medio de ella. Por supuesto, requerirá mucha oración para ayudar a los creyentes a entender la diferencia entre aquellos elementos de su cultura que son inmorales (contrarios a los valores del reino de Dios), morales (consistentes con los valores del reino de Dios) y amorales (prácticas que no tienen ningún significado moral, sino que son simplemente cuestiones de preferencias y gusto). Como Pablo sugiere, debemos convertirnos en todo para todas las personas a fin de ganar algo (es decir, 1 Cor. 9:22-27), lo que significa que debemos enseñar a los creyentes cómo vivir libres en Cristo, pero no usar su libertad como una cubierta o una licencia para el pecado, pero para expresar con honor y santidad su amor por Jesús en medio de su propia gente y grupo cultural (1 Ped. 2:16: Gál. 5:1, 11). Cruzamos las barreras para dejar en claro el evangelio para que las personas puedan responder a Cristo de manera inteligente y coherente; el evangelio es para el judío y el griego (Rom. 1:16-17). 8. Respete el dominio de la cultura receptora. En todas las fases de nuestras actividades y alcances, debemos respetar el dominio de la cultura en la cual Dios nos ha colocado, con el propósito de hacer discípulos. En otras palabras, debemos evitar que los miembros de otro grupo étnico se ajusten a nuestras normas de cultura a medida que definen y expresan su propio sentido de la vida en Cristo. Debemos esperar que la cultura exprese y responda a Dios y Su dirección de maneras únicas y diferentes, muy diferentes de las nuestras, o incluso de los modos de la práctica cristiana “tradicional”. Esta orientación es simplemente un reconocimiento de la libertad que tiene la cultura receptora para seguir a Cristo según les guíe el Espíritu Santo, y no necesariamente de la misma manera y forma en que usted o su equipo están familiarizados o cómodos. ¡Recordemos la conmoción y el horror de Pedro y su equipo ante la caída del Espíritu Santo sobre Cornelio y el resto de su clan gentil (Hch. 10-11)! Los apóstoles se negaron a imponer a los gentiles ninguna carga adicional con respecto a su discipulado excepto “abstenerse de la contaminación de los ídolos y de la impureza y de lo estrangulado y de la sangre” (Hch. 15:20). En todo nuestra

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