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Apéndices • 161

que se centran en Dios como un mero objeto de inteligencia, o que afirman el yo como la fuente de adoración. Dicha adoración se ha traducido en modelos enfocados en conferencias, basados en música, centrados en rendimiento y en programas, pero que no proclaman adecuadamente la redención cósmica de Dios. Por lo tanto, llamamos a los evangélicos a recuperar la esencia histórica de la adoración, de la Palabra y de la Mesa del Señor; y a atender el año litúrgico que marca el tiempo de acuerdo a los actos salvíficos de Dios. 5. La espiritualidad en la Iglesia como la encarnación de la narrativa de Dios Hacemos un llamado a una formación espiritual catequética del pueblo de Dios, que se basa firmemente en una narrativa bíblica trinitaria. Nos preocupa cuando la espiritualidad se separa de la historia de Dios y del bautismo en la vida de Cristo y su cuerpo. La espiritualidad, independizada de la historia de Dios, se caracteriza a menudo por el legalismo, el mero conocimiento intelectual, una cultura excesivamente terapéutica, el gnosticismo de la Nueva Era, un rechazo dualista de este mundo y una preocupación narcisista con la experiencia propia. Estas falsas espiritualidades son insuficientes para los retos que enfrentamos en el mundo de hoy. Por lo tanto, llamamos a los evangélicos a volverse a una espiritualidad histórica como la que se enseñó y practicó en el catecumenado antiguo. compromiso con la misión de Dios en el mundo. Esta santidad encarnada afirma la vida, la moralidad bíblica y la apropiada negación de sí mismo. Se nos llama a ser fieles mayordomos de la creación, así como profetas audaces para nuestra cultura contemporánea. Por lo tanto, llamamos a los evangélicos a intensificar su voz profética en contra de las formas de indiferencia al don de Dios de la vida, a la injusticia económica 6. La vida encarnada de la Iglesia en el mundo Hacemos un llamado a una santidad cruciforme y a un

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