Conversion y Llamado, Guia del Mentor, MG01

C O N V E R S I Ó N Y L L A M A D O

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coraje de mantener la verdad de Jesucristo pueden reflejar el sentido completo del Reino al cual representamos y enseñamos. Pedimos un avivamiento porque sólo el poder del Espíritu Santo puede capacitar a los siervos de Dios para ser efectivos en su testimonio y demostración de Cristo, en medio de la oscuridad y rebelión espiritual de nuestra ciudad. Para aquellos que seriamente desean alcanzar el llamado de Dios, sólo una ferviente y creíble oración bastará para proveernos el poder espiritual, a fin de resistir los retos que enfrentamos al caminar con el Señor. Sólo el mismo Dios puede convertirnos en trabajadores valiosos para la visión y el propósito de Su Reino, y sólo la oración nos puede conectar con Su poder. Aunque es una completa equivocación reducir el llamado a un comportamiento moral de esfuerzo humano, puede que exista una pequeña disputa, porque para ser cristiano, hay que luchar por lo que significa vivir como persona de Dios en el mundo. Docenas de asuntos éticos, morales, y significativos se desprenden de un compromiso serio de vivir el llamado de Dios en la ciudad. Los puntos de contacto y los casos de estudio de esta lección, buscan introducir a los estudiantes a retos y conflictos, a fin de vivir nuestra fe con integridad y luchar internamente, oponiéndonos a las decisiones que nos llevan a comprometer esa fe. Para ser discípulos y discipuladores efectivos, debemos encontrar maneras de vivir nuestra fe; ser informados por la mejor sabiduría que emana de la enseñanza bíblica del Espíritu, sabiduría que emerge de un consejo santo en medio del cuerpo de Cristo. Nuestro reto es el de discernir la voluntad de Dios en medio de las situaciones que experimentamos, para capacitar a nuestra familia y congregación, con el propósito de vivir las riquezas del llamado que tenemos en Dios. Mientras usted medita en los diferentes puntos de contacto de esta lección, busque ayudar a sus estudiantes a definir la relación que existe entre el llamado autoritativo de Cristo, y las decisiones específicas que cada situación requiere de los involucrados.

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El lenguaje del Nuevo Testamento concerniente al discipulado pone en claro que el discipulado está interesado en una asociación cercana con Jesucristo mismo. En el Nuevo Testamento el término griego que expresa la palabra “discípulo” no es precisamente un sustantivo que significa “discipulado”. El verbo “hacer de alguien un discípulo” rara vez

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