Conversion y Llamado, Guia del Mentor, MG01
C O N V E R S I Ó N Y L L A M A D O
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presencia del pecado (Romanos 6.1-11); y como nuestra vida, Jesús nos hizo libres de la ley del pecado y la muerte (Romanos 8.1-4).
La Palabra que nos llama a libertad, nos llama a una relación íntima con Jesús, y nos permite experimentar una vida de calidad que sólo Él puede asegurar y hacer que sea buena. Todos los elementos que nos esclavizan, incluyendo ataduras internas y tentaciones externas, hasta oposición infernal, son derrotados completa y absolutamente en la persona de Cristo, quien nos ha hecho libres (Gálatas 5.1). La confianza que tenemos en Cristo para liberar es el factor central del ministerio urbano. Las armas de nuestra guerra espiritual y el carácter de nuestro ministerio están basados en la liberación, pues Cristo murió y resucitó para liberar por completo a aquellos que son susceptibles al error, al dolor, a la negligencia, y a la miseria (Lucas 4.16ss). Ninguna gran explicación podría destacar lo significativo de este factor para aquellos que viven y ministran en la ciudad, la cual se podría decir es una colmena de ataduras y opresión. Refuerce esta importante verdad a través de las discusiones que tengan durante esta lección sobre la libertad. A menudo, la misión de la Iglesia ha sido resumida en el párrafo del evangelio conocido como “La Gran Comisión” de Jesucristo, registrada en Mateo 28.18-20. Es lo más sobresaliente de todo lo ocurrido en las narrativas post-resurrección de los Evangelios y Hechos, donde Jesús manda a Su comunidad que lleve la misión al mundo en Su nombre (Marcos 16.15; Lucas 24.47-49; Juan 20.21-23; Hechos 1.8). Jesús como el Señor resucitado y viviente, le ordena a Su Iglesia (Mateo 16.18) que haga discípulos de todas las naciones, y que lo haga hasta el final, cuando Él mismo regresará (Mateo 28.20). El testimonio de Juan relacionado a la declaración de la Comisión de Cristo está impreso en el capítulo 20 versículo 21 del mismo evangelio donde Jesús declara: “Como el Padre me envió a mí, así mismo yo los envío”. Esto muestra que la comisión no es un asunto meramente lingüístico; el enfoque aquí es que la Iglesia está efectivamente extendiendo y continuando el ministerio de Jesús en el mundo por medio del cumplimiento de su misión en la tierra. Primeramente a través de Sus discípulos y luego, usando a Sus discípulos, a través de la Iglesia (vs. 19-20). El relato de Juan, sin embargo, dice que así como el Padre envió al Hijo al mundo, como la encarnación de Su vida (Juan 1.14-18), de la misma manera la Iglesia está yendo al mundo, demostrando la vida de Jesús en amor (Juan
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